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Nació para alcanzar la gloria

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Ghiggia
ARCHIVO EL PAIS

En 1947 fue rechazado por Atlanta de Argentina: eso le permitió ser campeón del mundo en 1950.

El destino lo esperaba un 16 de julio. Por eso, en 1947, cuando tenía 21 años y era apenas una promesa en la Institución Atlética Sud América, fue a Buenos Aires a probarse en Atlanta y lo rechazaron. Hubiera alcanzado con alguna de sus habituales corridas por la punta, ni qué hablar un gol, para cambiar toda su historia y tal vez la del fútbol uruguayo. Pero los argentinos no lo supieron ver y lo mandaron de vuelta a Montevideo.

Al tiempo pasó a Peñarol junto a Oscar Míguez. El club aurinegro buscaba renovarse luego de dos años de títulos tricolores y un tercero de huelga de futbolistas. Además, puso el plantel en manos de un entrenador húngaro, Emérico Hirschl. Después de una sola práctica, Hirschl atisbó la calidad de ese muchacho flaco, bajo pero de piernas largas, y lo puso como titular.

De esa forma, Alcides Ghiggia formó parte del Peñarol más brillante de todos los tiempos, según aseguraban los que lo vieron. La delantera puede repetirse hoy de memoria: Ghiggia, Hohberg, Míguez, Schiaffino y Vidal. Aquel equipo ganó al galope el Campeonato Uruguayo de 1949 y fue la base del seleccionado uruguayo para el Mundial de 1950.

Ghiggia, en particular, debutó con la Celeste en el triunfo sobre Brasil —otro guiño del destino— por la Copa Barón de Río Branco en San Pablo, poco antes de la Copa del Mundo.

En el Mundial disputó los cuatro partidos que jugó Uruguay y convirtió en todos; por supuesto también en el último, el decisivo, ante Brasil en Maracaná.

Con Peñarol volvió a ser campeón uruguayo en 1951. En febrero de 1953, cuando jugaba ante Nacional la final del torneo del año anterior, agredió al árbitro Juan Carlos Armental, por lo cual fue expulsado y recibió una pesada sanción. Eso favoreció su pase a Italia, cuando todavía las transferencias a Europa eran escasas. Jugó nueve años por la Roma y uno con el Milan. Con Roma ganó en 1961 la Copa de Ferias, luego denominada UEFA. Con Milan fue campeón de Italia en 1961-62. Llegó incluso a defender a la Selección de Italia en partidos oficiales, ya que entonces la reglamentación lo permitía.

En la segunda mitad de 1962 regresó a Uruguay para jugar en Danubio. Luego defendió a Sud América y volvió a Danubio pasados los 40 años de edad para retirarse. Entre sus anónimos compañeros en la IASA de 1968 estaba un joven Oscar Tabárez.

Como técnico, dirigió muy fugazmente a Peñarol al comenzar la década de 1980.

En 1970, un panel de los principales periodistas deportivos uruguayos, reunidos en la colección 100 Años de Fútbol, lo eligió como el mejor puntero derecho uruguayo de todos los tiempos. ¿Cómo jugaba? "Avanza el veloz puntero uruguayo", relataba Carlos Solé mientras Ghiggia se dirigía a su cita con el destino en Maracaná. Veloz y con la vista puesta en el arco rival, así era recordado.

Un puntero como los de su tiempo, pegado a la raya y listo para el duelo con el marcador de punta. Su cuerpo parecía aerodinámico, diseñado para correr. Pero también era capaz de eludir en velocidad y finalizar la jugada con centro (como en el primer gol del Maracanazo, con su pase a Schiaffino) o entrar al área en diagonal para sacar un remate muy fuerte (como en su gol del 16 de julio, que fue copia fiel del que le marcó unos días antes a España). También "su" gol estaba escrito de antemano.

Su vida poco antes de la fama.

Alcides Ghiggia nació en en 1926 en el barrio montevideano de La Blanqueada, muy cerca del Parque Central. Por eso tuvo la oportunidad de fichar por Nacional e incluso llegó a jugar al básquetbol por esa institución, pero en su familia eran todos de Peñarol y no querían saber nada de verlo con la camiseta del bolsillo. Terminó probándose con éxito en Sud América en 1943. Sus primeros tiempos con la camiseta anaranjada fueron como centrodelantero, mientras que Oscar Míguez era puntero. Un técnico de inferiores cuyo nombre el tiempo borró intercambió sus puestos. Así comenzó a destacarse en base a su gran velocidad. Eso lo llevó a dejar sus estudios en la UTU para dedicar todo su tiempo al fútbol, pese al disgusto familiar. A fines de 1947 Peñarol se lo llevó junto a Míguez. Cuando Alcides firmó el pase a los aurinegros, su padre no pudo creerlo.

Siempre fue amigo de Míguez, al punto que ambos volvieron al barrio de Sud América para jugar en un campito un desafío barrial, dos semanas después del "Maracanazo". Una señal del amor por el fútbol que sentían los campeones mundiales de 1950.

SU CARRERA EN CLUBES.

Peñarol - Integró la famosa "maquina" aurinegra de 1949.

Alcides Ghiggia saltó a la fama (y a la Selección uruguaya) con sus actuaciones en el Peñarol de 1949, que ganó todos los torneos de ese año sin perder un partido. Además, convirtió el primer gol en el clásico recordado como el de "la fuga", el 8 de octubre de ese año.

Sud América - Su primera camiseta.

En Sud América hizo las divisiones inferiores y también se hizo puntero derecho, pues antes había pasado por varios puestos, entre ellos el de centrodelantero. Ya veterano, volvió a defender a la IASA a su regreso de Italia y contribuyó en 1968 para que el club escapara al descenso en la última fecha. Esa temporada fue compañero de Oscar Tabárez.

Roma - Una larga trayectoria.

Su pase a Roma provocó conmoción en la capital italiana: era un campeón del mundo que llegaba a defender los colores del club local. Miles de personas llenaron el estadio Olímpico para ver su debut. En su campaña obtuvo otro título internacional: la Copa de Ferias. Y fue convocado a defender la Nazionale italiana junto a otro campeón de 1950, Juan Schiaffino.

Milan - Fue el dueño del Scudetto.

Después de su larga campaña en Roma y por diferencias con su entrenador, Alcides Ghiggia dejó el club y firmó por Milan. Ya con 35 años de edad, llegó a disputar pocos partidos oficiales, pero contribuyó a la conquista del Scudetto, el ambicionado símbolo del campeón italiano, en la temporada 1961-62. Tras el título, decidió retornar a Uruguay.

Danubio - Sus últimos partidos.

Ghiggia volvió a Uruguay en 1962 con la idea de retirarse, pero su buen estado físico, probado en algunos partidos benéficos jugados con sus compañeros del Maracanazo en la famosa Cruzada del Dr. Caritat lo convencieron que tenía cuerda para seguir. Así jugó por Danubio en dos etapas. Con la Franja disputó sus últimos encuentros oficiales en 1969.

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