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Las mujeres más influyentes del fútbol

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Mauro Icardi y Wanda Nara previo a un juego con el Napoli.

HISTORIAS

Los casos en que ellas contribuyeron decisivamente en la carrera de sus esposos jugadores, desde Danny con Johan Cruyff hasta Victoria Adams con Beckham.

La pareja Mauro Icardi-Wanda Nara hace rato que dejó las páginas y los programas deportivos para convertirse en una de las preferidas de los ciclos sobre chismes de la farándula.

En ese papel, ya superaron a dos parejas mediáticas argentinas: la de Claudio Caniggia y Mariana Nannis, cuyas excentricidades coparon páginas en el pasado reciente, y la del Conejo Tarantini y Pata Villanueva, una exmodelo considerada la primera “botinera”, allá por la década de 1980.

Icardi & Nara, además de los entretelones bien conocidos del romance, están por ahora unidos también por los negocios: Wanda es la representante de Mauro y negocia sus contratos. Justamente por estos días está hablando con los dirigentes del Inter de Milán sobre la renovación de su vínculo, en medio de versiones escandalosas de todo tipo.

Los medios argentinos especularon que la reticencia de los técnicos de la selección argentina para convocar a Icardi pese a su gran momento en el Inter se originaba en el rechazo del resto de los jugadores, pues el origen de la relación con Nara se supone fue una traición a su exesposo, el también futbolista Maxi López.

Determinar el final de esa telenovela no figura entre los objetivos de esta nota, que en cambio pretende recordar algunas historias de mujeres de futbolistas que influyeron decisivamente en la carrera de sus esposos.

DANNY & JOHAN. Cuando Johan Cruyff se casó con Danny Coster en 1968, él era un prometedor jugador en Holanda y un completo desconocido en el exterior. Ella lo acompañó en su ascenso a la fama con el Ajax y después en su nuevo club, el Barcelona, que se convertiría en su segunda casa.

Cruyff contó más de una vez que todas sus decisiones sobre contratos y pases las hablaba con su esposa. También con su suegro, porque Cor Coster, un hombre de negocios de Amsterdam, era su representante y fue quien concretó su transferencia al Barça en 1973 por cifras nunca vistas hasta ese momento.

Danny y Johan Cruyff.

Se asegura que Cruyff no jugó el Mundial de Argentina 1978 debido a una promesa que le hizo a Danny cuatro años antes. Sucedió que durante el Mundial de Alemania 1974, el plantel holandés descubrió una madrugada que un par de chicas se estaban bañando desnudas en la piscina del hotel. En pocos minutos estaban todos los jugadores allí. También se enteró un periodista de un diario sensacionalista alemán, que lo difundió en primera plana en la víspera de la final contra los propios alemanes. La noticia llegó por supuesto a suelo holandés. Y Johan se pasó toda la noche previa a la final tratando de convencer a su esposa de que no había ocurrido nada más que un chapuzón. Tuvo que prometerle que ya no se iría tanto tiempo de casa como lo exige la participación en una Copa del Mundo.

Otra versión dice que fue la pavorosa experiencia de sufrir un copamiento por delincuentes en su casa de Barcelona en 1977 lo que decidió al astro no dejar sola a su familia por mucho tiempo. En todo caso, Cruyff siempre pensó en su familia antes que en el fútbol.

ELZA & MANÉ. Garrincha y Elza Soares se conocieron durante el Mundial de 1962 y poco después ya estaban juntos. Él era la figura de Brasil, bicampeón mundial; ella, una conocida cantante de bossa nova.. Él casado, ella viuda. Y los dos ya tenían varios hijos. Los unía un origen muy pobre y un presente de fama. Se casaron en la embajada de Bolivia en San Pablo, porque en Brasil el divorcio era ilegal.

La pareja encontró muchas resistencias en su país. Hubo quienes pensaron que Elza buscaba el dinero del futbolista. En realidad, fue al revés: cuando Mané Garrincha -analfabeto, escaso de luces y alcohólico- inició su declive deportivo, no mucho más tarde del Mundial 62, ella sostuvo el hogar con sus ingresos como artista. Trató de orientarlo primero, apoyarlo después y finalmente evitar que terminara de derrumbarse por efecto de su vicio.

Elsa y Mané Garrincha

Cuando la dictadura brasileña los obligó a emigrar, se fueron a Italia donde trataron de continuar sus carreras, sin suerte.

Garrincha la amaba, pero también le pegaba cuando estaba borracho. Elza al final se cansó y lo dejó. Poco después él murió a causa de una cirrosis.

“Nunca me gustó ser mujer de fulano. Yo soy yo. No era necesario ser la mujer de Garrincha para ser Elza Soares. Garrincha era marido de Elza Soares”, declaró hace poco.

JUREMA & DINAMITA. Roberto Dinamita fue goleador e ídolo en Vasco da Gama a fines de los 70 y principios de los 80. También pasó, brevemente y sin éxito, por Barcelona. Y su carrera mucho le debió a su esposa, Jurema Crispim.

Cuando se conocieron, él tenía 18 años y ella 24. Como la familia de Roberto no aceptó la relación, se fueron a vivir a la casa de Jurema, que ya tenía un hijo. Por el peso de esos conflictos, él tomó una vez demasiadas pastillas tranquilizantes; ella lo descubrió a tiempo y lo salvó de morir. Y después lo orientó en su carrera, participando en la discusión de sus contratos o exigiéndole más esfuerzo en los entrenamientos cuando era necesario.

Jurema y Roberto Dinamita

En el tropical fútbol de Brasil se decía de todo sobre ella: hasta que sus presuntas macumbas habían logrado meter a su esposo entre los convocados para el Mundial 78.

Jurema falleció joven debido a problemas renales. Roberto todavía jugaba. Más de cien hinchas del Vasco ofrecieron donarle un riñón, pero no hubo caso. Para despedirla, el tablero electrónico del Maracaná encendió esta frase: “Jurema, un símbolo, un ejemplo”. La torcida ya la había perdonado.

VICTORIA & DAVID. No hubo matrimonio más glamoroso en la Gran Bretaña de fines de los años 90 que el de David Beckham y Victoria Adams. Él era el crack del Manchester United, ella una de las Spice Girls. Para el jugador, casarse con una estrella del pop que además era (es) muy influyente en el mundo de la moda le significó convertirse en una estrella de los medios y no sólo de las páginas deportivas.

Si bien Beckham era un excelente ejecutante de tiros libres, en lo demás podía ser considerado un buen mediocampista y nada más. Pero se convirtió en el más famoso futbolista del mundo por aquellos días.

Victoria y David Beckham

Entonces lo contrató Real Madrid, que lo buscaba más por su potencial comercial que por su juego. Después pasó por otros equipos, pero resultó clave su llegada a Los Angeles Galaxy, porque le abrió el enorme mercado estadounidense.

La clave fue la capacidad de Beckham para adaptarse a cualquier tarea: modelar, desarrollar relaciones públicas, hacer publicidad, entablar negocios. También supo cambiar periódicamente su look, marcando tendencia cada vez. En ese aspecto, el consejo de su esposa, conocedora de los mundos del espectáculo y de la moda, fue fundamental.

“La influencia de Victoria en las decisiones profesionales de la pareja es muy conocida. En su entrada en Wikipedia, se dice que ‘es una mujer de negocios, diseñadora de moda, modelo y cantante’, en ese orden descendente”, comentó BBC Mundo.

En la larga historia del fútbol uruguayo no hubo esposas de tan alto perfil, ni jugadores que se volvieron estrellas pop, pero sin dudas muchas mujeres resultaron fundamentales en la carrera de sus maridos futbolistas. Se recuerda que cuando Juan Alberto Schiaffino se fue a jugar al Milan, estableció por contrato que su cónyuge podía acompañarlo en los viajes del equipo. Pero si hubo una mujer que influyó sobre una trayectoria, esa es Sofía Balbi con Luis Suárez. Cuando la familia de ella se fue a vivir a Barcelona, él se juró hacer todo lo posible para convertirse en crack e irse a jugar a Europa. Y todos saben cómo siguió la historia.

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