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El momento para decidir el futuro

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Hace unos años, en pleno Clausura y sufriendo los embates de una mala campaña, pese a mantener las mismas figuras del Campeonato Uruguayo anterior —en el que se había consagrado campeón—, un dirigente de Peñarol reconoció el mejor aprendizaje que le había dejado el fútbol en ese momento.

La experiencia, según el dirigente, pasaba por programar la siguiente temporada exento de la contaminación que producen los triunfos, que le llevaron a extender contratos que en la derrota no hubieran firmado. Lógicamente, después, cuando avanzó la temporada y volvió a administrar el fútbol con algo de pasión, se olvidó de aquella reflexión cargada de realismo.

¿A qué viene esto? Ahora, antes del clásico y en la antesala del cierre de la temporada, previo a que se exacerben las opiniones por el éxito, qué bien le vendría a los dirigentes de todos los clubes llevar a la práctica aquel ejercicio. O, al menos, que en cualquier papel dejen por escrito ahora el plan a desarrollar en 2015-2016, para que, independientemente de los goles o éxitos clásicos y de si son campeones, las decisiones futuras no estén contaminadas del exitismo.

El Análisis

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