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El club italiano enfrenta una deuda colosal; su nuevo dueño, un supuesto millonario chino, podría ser un impostor sin fortuna. Se habla del retorno de Silvio Berlusconi. 

Los tiempos dorados de Van Basten, Gullit y la conquista de varias copas europeas están muy lejos ahora para el Milan. Con pérdidas acumuladas por 255 millones de euros en las tres últimas temporadas, el club italiano está lejos de respetar los criterios del fair-play financiero, que fijan en 30 millones de euros el déficit máximo autorizado en tres años, por lo cual está bajo la mira de la UEFA.

Las posibles sanciones contemplan hasta la exclusión del club de las competencias europeas por un período a determinar.

Los cerca de 200 millones de euros invertidos esta temporada en jugadores (que para colmo no rindieron) pesan asimismo en las cuentas, mientras que los resultados deportivos no están a la altura. Hoy el equipo está octavo en la Serie A, lejos de clasificarse para la lucrativa Liga de Campeones.

Y hay un oscuro horizonte financiero. El nuevo propietario chino del club, Li Yonghong, recibió para comprarlo un préstamo de más de 300 millones de euros a un elevado interés de un fondo estadounidense. La devolución deberá realizarse antes de octubre de 2018. Muchos piensan que Li en realidad es un impostor, sin fortuna personal conocida.

La expectativa para cambiar la situación es que aparezca un nuevo comprador. Y se habla del regreso de Silvio Berlusconi, el dueño-presidente de los años dorados, que luego se dedicó a la política.