El titular de los aurinegros se permite soñar con la obtención del Torneo Clausura y del Campeonato Uruguayo. “No voy a ser candidato y no habrá oficialismo. No voy a influir en que fulano o mengano estén en la lista”, expresó.

-¿De verdad no hay más Damiani presidente?

-Sí, es mi último torneo como presidente. Tengo la ilusión de que sea con una vuelta olímpica; que sea con el estadio, nuestro estadio, lleno. El que tanto tiempo soñamos los peñarolenses. El que tantas veces nos dijeron que no se podía hacer. Y que sea con algunos jóvenes formados en nuestra cantera en cancha, al lado de jugadores experimentados que hemos sumado. Es mi ilusión. Tengo fe. Ojalá desde arriba Dios y el Viejo me den una mano.

-Es cierto que hay un aspecto que identifica al Damiani dirigente, porque siempre estaba la promesa del “tapado”. Ahora, esta búsqueda de jugadores para el Torneo Clausura, ¿no tiene un fin político?

-No, yo no quiero ser campeón porque piense que eso vaya a cambiar algo para las elecciones que vienen para mí. Nada de eso. Hace tres años dije que era mi último período como presidente. En estos tres años, ¿cuántas veces lo dije? Mil veces. Y todas las semanas me preguntan lo mismo. Es una decisión tomada. Una decisión personal, de vida. ¿Vos sabés el tiempo que yo le saco a la familia por esta pasión que es Peñarol? ¿Vos sabés el trabajo que da, por ejemplo, buscar soluciones todo el tiempo para que en un fútbol inviable Peñarol siga haciendo, siga invirtiendo en formar juveniles, venda jugadores cuando otros no pueden vender, haga un estadio que es de otro país, haga un Centro de Alto Rendimiento que es de otro país, tenga casi 100 mil socios en un país de este tamaño y encima podamos darnos lujos como el de Maxi (Rodríguez), el de (Walter) Gargano, el del Cebolla (Cristian Rodríguez? La gente cree que es fácil. De afuera siempre se ve fácil. Desde la tribuna todos jugamos bárbaro. Todos la pondríamos en el ángulo, pero en la cancha, cuando las papas queman, hay que ver.

-¿Qué factores son los que terminan originando esta decisión?

-Yo pensé, honestamente, que cuando vieran que Damiani no se presentaba algunas ansiedades se iban a calmar. Que iban a dejar a Peñarol hacer en paz. Que se podría volver a aquel Peñarol de Güelfi, de Cataldi, de mi viejo, donde se barría para dentro. Donde lo que pasaba adentro no salía afuera. Donde mientras se peleaban en Nacional, en Peñarol todos parecían uno. ¡Y había diferencias! Pero estaba primero Peñarol, Eso no se negociaba. Peñarol estaba por encima de todas las aspiraciones. Pero no pasó. Desde el día siguiente de las elecciones pasadas empezó la campaña. Y así es imposible. El otro día, como una crítica, remarcaron que yo no invité a nadie de la oposición al asado que hice en mi casa para Maxi Rodríguez. ¿Y por qué no dicen que esa misma tarde, mientras yo cerraba esa operación y trabajaba para Peñarol, un dirigente que quiere ser presidente estaba en una radio pegándome a mí, a otros compañeros del Consejo Directivo que son de la oposición y leyendo encuestas que dicen que será presidente por no sé cuánta diferencia? ¿Qué pretendían? ¿Que lo invite para que haga campaña en mi casa?

-Hay gente de la oposición que sigue creyendo que a último momento aparecerá otra vez el Damiani candidato. Y que si eso no llega a suceder, igual habrá un Damiani en las sombras del oficialismo.

-Yo no voy a ser candidato. Y no habrá oficialismo, porque cada quien tomará el camino que entienda oportuno. Yo no tengo candidato. Hay mucha gente capaz, pero tienen que definir ellos si quieren correr, si quieren esta enorme responsabilidad y si están dispuestos a dejar todo por Peñarol. Si algo no voy a hacer es a incidir para que sea fulano o para que mengano vaya en la lista. Nada de eso. Walter (Pereyra), Jorge (Barrera), todos son gente tremendamente capaz. Muy capaz. Grandísimos dirigentes, orgullo para el club. Ellos deben sentarse y definir. Y presumo que no lo han hecho porque están a mi lado trabajando duro para armar un gran equipo. No tienen tiempo de hacer campaña para una elección para la que falta una vida.

-Desde hace un tiempo la división política en Peñarol es muy grande. ¿Los buenos dirigentes solamente están en el oficialismo o también hay en la oposición?

-¡No! En la oposición hay gente capaz. Gente que ha trabajado mucho en estos años. Betingo (Sanguinetti), por ejemplo, es un hombre muy interesante. Un aporte muy grande. Y entró por la oposición, por el sector de Ruglio, pero siempre puso primero a Peñarol. Siempre. Y eso se lo reconozco y lo valoro mucho. Un gran dirigente, que merece seguir en el club. Ojalá siga, porque es de los dirigentes que se necesitan. Uno de los delegados, Tealdi, es de la oposición. Un gran muchacho, un gran profesional y un excelente delegado, que ha trabajado con Barrera y con Goldie de una manera que hay que destacar: para Peñarol, con cero vedetismo. En la 2809 hay gente valiosa. Gente con la que uno sintoniza muy bien, como (Isaac) Alfie, como (Carlos) Scherschener. Gente a la que uno escucha, porque aporta para el colectivo. Pero el otro día un muchacho me paró en la calle y me dijo que era de la 2809. ‘Somos el cambio responsable’, me dijo. Y me mostró en su celular el 2809 con esa frase: ‘El cambio responsable’. O sea que si la 2809 es el cambio responsable, hay alguien que representa un cambio no responsable, o un cambio irresponsable. Y a mí me preocupa mucho que, después de la campaña y las elecciones, las divisiones sigan. Que el que gane no pueda gobernar y le hagan la vida imposible como me la hicieron a mí y que el que pierda empiece la campaña y esté tres años criticando todo para ver si puede ganar en las que vienen. Eso no es Peñarol. Eso no fue nunca Peñarol. Y por ese camino vamos mal. Hace falta un presidente que sea capaz de proponer un cambio con unidad, un cambio con paz interna. Que una en lugar de seguir dividiendo.

EDWARD PIÑÓN

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