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El defensa sanducero le anotó un golazo a Danubio en el Clausura, del que aún hablan los violetas

A Gonzalo Maulella, el clásico con Danubio le trae buenos recuerdos. Es que con un golazo suyo en el Franzini, los violetas vencieron en el torneo Clausura, a sus rivales de siempre.

“Aquel partido estaba bastante cerrado y ese gol nos dio el triunfo. ¡Ojalá pueda repetirlo!, hasta ahora me siguen jodiendo los compañeros con ese gol. Como justo hubo un parate por lo de la Mutual, tuve que aguantar a los compañeros por dos semanas. Je. Pero hablando en serio, los partidos con Danubio siempre son especiales desde las inferiores”, dijo el defensa.

“Por suerte arrancamos muy bien el torneo, con mucha confianza. Afortunadamente, pudimos mantener la mayoría del plantel y eso nos da una gran tranquilidad. Porque en realidad, el trabajo ya está hecho del año pasado” añadió el sanducero, quien piensa que llegan al clásico con cierta ventaja.

“Ellos cambiaron el cuerpo técnico, que sé que trabaja muy bien porque conozco al ayudante que jugó con nosotros en inferiores, pero les falta tiempo de trabajo. Y ahí es donde nosotros podemos sacar ventaja, porque nos conocemos mucho. Tuvimos solo dos incorporaciones. Creo que eso tenemos que hacerlo sentir. Y después lo de siempre, porque nosotros somos protagonistas en todos lados. La idea es marcar la cancha desde el principio. Pero sabemos que es un partido especial y tenemos que tomar todas las precauciones”, explicó.

“Se siente cuando uno va de visitante a Jardines, pero es lo bueno de estos clásicos. Hay más gente de ellos y conocen la cancha, pero son lindos partidos y a mí me encanta jugarlos. Y la mayoría del plantel lo vive así desde inferiores. Son partidos que se quieren disfrutar pero siempre son sufridos. Y casi siempre se da un buen espectáculo porque son dos equipos que proponen”, analizó Maulella quien regreso al club donde se formó tras ocho años en otros clubes.

“Me fui en el 2009 y volví el año pasado, pasaron muchísimos años. Pero cuando me llamaron para decirme que estaba la chance de volver porque necesitaban a alguien en mi puesto, aunque en ese momento no lo tenía asegurado, no lo dudé. Es el club que me trajo de Paysandú, me vio crecer y es muy especial para mi”, contó Gonzalo, quien jugó en Paraguay, en Perú, en España y un año y medio en Italia.

“No hay como la experiencia, siempre lo digo. Porque más allá de que hagas dinero para hacer la diferencia o no, la experiencia de vida para mí y para mi familia, fue impagable. Mi hijo tenía cinco años e iba a una escuelita donde no entendía nada pero le encantaba y quería ir. Hoy tiene 13 años y le saca ventaja a los niños de su edad que no salieron nunca de acá. Esas experiencias te abren la cabeza, y lo mismo me pasó a mí y a mi señora. A mí en lo futbolístico me abrió la cabeza, sobre lo táctico. Y además tener diferentes técnicos en distintos países te va puliendo y te da muchas cosas, una experiencia, para hacer valer en cada partido”, contó sobre sus andanzas viviendo en el taco de la bota, frente a Grecia, y defendiendo al Brindisi. Después jugó en Galicia, en un equipo de Tercera, donde también creció. Lo mismo que en Paraguay y en Perú después.

Los violetas saben que la vara está muy alta después de la excelente campaña del año pasado, en la que hicieron un puntaje increíble, pero no pudieron quedarse con el título. “Nos quedó esa espinita del año pasado. Lo que pasó siempre vuelve en alguna conversación. En cualquier otro campeonato, con ese puntaje hubiéramos sido campeones. Este año queremos repetir, aunque sabemos que no va a ser fácil”, culminó.