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Marca y golpes al 10 aurinegro

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Conforme. La imagen lo dice todo. El pulgar para arriba, la sastifacción del primer triunfo. Foto: Fernando Ponzetto
[[[LEO CARRENO LEONA1803@GMAIL ]]]

La premisa estaba clara: marcar a sol y a sombra a Diego Forlán y Marcelo Zalayeta, y los hombres de Cerro la llevaron casi a la perfección a lo largo de los primeros 90 minutos del "10" de Peñarol en la Primera División del fútbol uruguayo.

El de ayer, fue su debut absoluto, y ya experimentó lo duro que va a ser el periplo "en casa". Ni en la Argentina, ni en la Premier League, y ni siquiera en la Liga de España, tuvo tanta marca y tanta presión sobre sus espaldas.

Forlán fue uno de los blancos que eligieron los hombres de Eduardo Acevedo en cancha. Prácticamente no lo dejaron ni mover. Fue controlado. Muchas veces en forma legítima, pero también sufrió el rigor en la marca arriba y abajo. Porque salieron a buscarlo y lo faulearon de atrás, también lo codearon en muchas pelotas aéreas, lo molestaron con brazos y piernas en cada intentona, le fueron fuerte a los pies y lo "acosaron" a lo largo de los noventa minutos sin darle respiro.

Diego respondió con fútbol, porque cada vez que tocó la pelota, Peñarol pudo hilvanar jugadas de gol, tuvo llegadas y la balanza se inclinó hacia el arco de Cerro.

Antes de los 10 minutos ya había generado situaciones en favor de los aurinegros.

A los 4 minutos, ejecutó un tiro libre desde lejos. La pelota dio en la barrera, pero se animó a pegarle desde casi treinta metros. Iba con fuerza, pero no llegó a destino.

A los 8 minutos, hizo buena maniobra personal por la banda izquierda, le cedió la pelota a Luis Aguiar y éste la metió como un puñal rasante en el área chica. Casi...

La situación más clara la tuvo cuando corrió por derecha y armó una pared con Ifrán. A los 24 minutos tuvo la más clara. Le pegó fuerte, rasante y de primera, pero tapó Fuentes con sus pies.

Bengoechea lo llamó. Forlán se acercó a la línea de talco y habló con el entrenador. Fue a los 37 minutos, cuando el partido estaba aún 0 a 0.

Luego armó flor de jugada con Valverde y Zalayeta, pero el delantero, de espaldas, no pudo definir.

A los 42 minutos ejecutó el tiro de esquina que terminó en rebote y en los pies de Diogo. Fue un golazo del brasileño. El que cambió el partido.

Sobre la finalización del primer tiempo tuvo otra corrida por la zurda, pero su disparo pegó en el costado de la red del arco albiceleste.

Movedizo, encarador, tocando de primera, buscando espacios, apareció y dejó su impronta. Fue el toque diferente en un partido chato.

Ya en el complemento, con Cerro más abierto, se lució mucho más con y sin pelota. Jugó e hizo jugar.

Tuvo otra chance clara a los 58 minutos pero volvió a taparle el disparo Fuentes. Peñarol ya ganaba 2 a 0.

Dos minutos más tarde, a los 60, le puso una pelota "como con la mano" a Píriz, pero su cabezazo se perdió cerca del palo izquierdo.

Tuvo otro tiro de gol ante el arquero cerrense. Fue a los 70 minutos. Ganó Fuentes.

Con Cerro arriba, armó varios contragolpes tocando por abajo, juntándose con Zalayeta, con Aguiar, y hasta con el propio Nandez ya devenido a lateral por derecha.

En la hora, enganchó en jugada personal, pero no le pegó fuerte y la pelota fue a las manos del arquero albiceleste.

Lo marcaron. Lo golpearon arriba y abajo, y aguantó a pie firme y sin abrir la boca. "Bienvenido a casa", Diego.

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Conforme. La imagen lo dice todo. El pulgar para arriba, la sastifacción del primer triunfo. Foto: Fernando Ponzetto

PEÑAROLJOSÉ MASTANDREA

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