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Maradona fuera de la cancha: ser llamado Dios es demasiado peso para un ser humano

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Diego Maradona
GIUSEPPE CACACE

EL AD10S

Sobreviviente a mil excesos, se llegó a pensar que era inmortal. Desde ayer es inmortal de verdad

Como futbolista, Diego Maradona recogerá con todos los méritos la admiración eterna. Como persona, en cambio, resulta muy difícil de juzgar: ¿cuál puede ser la reacción lógica de una persona a quien muchos llamaron Dios?

Su habilidad con la pelota podía ser casi celestial, lo que terminó creando un personaje terrenal demasiado extremo como para ser manejado por un ser humano.

Argentina suele ser presentada como una nación pasional y desmesurada, con ídolos trágicos como Gardel o Evita. Maradona, todopoderoso e imperfecto a la vez, vivió mucho más, hasta conocer la decadencia pero sin perder su pedestal. El 10 resultó una presencia constante en las noticias, las alegrías y los sueños de la mayoría de sus compatriotas durante más de 40 años.

Inicialmente fue el pibe de Villa Fiorito, con una familia grande que incluía dos hermanos futbolistas, dos padres también “famosos”, don Diego y doña Tota, y la novia de la adolescencia, Claudia. Su casamiento en el Luna Park representó un acontecimiento internacional. Ya entonces Diego transfería notoriedad a todos los que lo rodeaban, lo cual atrajo desde gente que lo quiso bien a todo tipo de aprovechadores. Los llamados “entornos de Maradona” fueron una constante en su vida, aunque fueran integrados por personajes diferentes.

Un momento crucial fue su período en Barcelona, porque por primera vez se generaron escándalos a su paso. Y porque además algún nefasta noche probó cocaína por primera vez.

Vivió su cumbre deportiva en el Mundial de 1986. Quizás nadie lo vislumbró, pero entonces inició el declive, paralelo a las vicisitudes que un día sí y otro también lo esperaban en la vida diaria. Tantas, que es imposible contarlas todas. Casi todas muy conocidas, porque formaron parte de un alboroto mediático que seguramente resultó agobiante, acosador. Una vez disparó con un rifle de aire comprimido contra la prensa que rodeaba la casa donde se alojaba.

Las polémicas y los escándalos brotaron también por sus conductas contradictorias, que rara vez encontraron límites ante el amor incondicional de un país dispuesto a perdonarle todo, porque futbolísticamente le había dado todo.

Frontal y auténtico, se acostumbró a decir y hacer lo que creía en un momento, y después a decir y hacer lo contrario. Sin embargo, nunca fue sumiso ante los poderes del fútbol ni se comercializó al extremo, como ocurrió con otras estrellas. Eso no quita que haya sido usado muchas veces, sobre todo políticamente.

Diego Maradona
En un palco de la Bombonera, fumando un puro y con el tatuaje del Che Guevara a la vista

Fuera de las canchas hizo de todo, sobre todo a partir de que las reiteradas suspensiones por dopaje lo empezaron a alejar de lo que sabía hacer, jugar al fútbol. Lo hizo con enorme repercusión y en general poco éxito. Hasta estuvo al borde de la muerte en Punta del Este.

Fue comentarista, presentó su propio programa de televisión, tuvo coqueteos políticos (Alfonsín, Menem, Fidel Castro, Maduro). Hizo amigos y enemigos, muchos de los cuales luego se convirtieron en enemigos o amigos (pero ninguno de sus compañeros jugadores habló mal de él). Dejó hijos extramatrimoniales por el mundo. Encaró tratamientos para sus adicciones y su obesidad, siempre a la luz pública. Recibió homenajes en vida, hasta con la creación de la Iglesia Maradoniana. Ofreció amores intensos que luego rompió, como con su esposa Claudia, sus hijas matrimoniales Dalma y Gianinna, su representante Guillermo Coppola. Hasta con Pelé, supuestamente su ídolo de niño, que se convirtió en otro de sus antagonistas.

Durante el Mundial 2018 corrió la falsa versión de su muerte ante su aspecto desmejorado en la tribuna.

En los últimos tiempos, nuevos amores terminaron en rupturas y altercados por dinero. Cumplió 60 años el 30 de octubre, según se asegura bajo severa depresión por la ausencia definitiva de sus padres y la que no pudo solucionar de sus hijas. Casi enseguida, la noticia de su operación cerebral, hace dos semanas, con alarma inicial y alivio más tarde por su supuesta recuperación.

Como cayó muchas veces y siempre se había levantado, nadie se atrevía a pensar que el final estaba cerca. Ayer terminó una inmortalidad que no era y comenzó la inmortalidad de verdad.

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