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El manual de estilo

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Cáceres
Jorge Ábrego

Desde 2006, Tabárez suma experiencias que aprovecha ahora y que servirán como referencia para el futuro.

"Estoy muy orgulloso de este plantel. De los que están, de los que dejaron su huella y no han estado últimamente y de los nuevos. Todos están imbuidos del espíritu de este grupo. Y eso hace creíble (el proyecto)", dijo el DT.

Con el tiempo, cuando la edad —ya tiene 68 años— o los resultados —porque el fútbol-resultadista es tirano, incluso con los que cambiaron la historia— dejen a Óscar Washington Tabárez a un costado del camino, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) no sólo hará un cambio de entrenador sino que procederá, en una ceremonia imaginaria, a quedar en poder de un manual de estilo. Un manual que, de aplicarlo con inteligencia, rigurosidad y adaptándolo a los avances lógicos que propone la evolución de las instituciones, seguro allanará el camino y brindará elementos que permitan —a partir de las experiencias recogidas— fortalecer a la selección.

En estos días en los que los equipos de fútbol, de clubes o de selecciones, de Uruguay o de muchas partes del planeta, parecen endebles e inestables al ritmo del triunfo o de la derrota, la Celeste recorrió un camino inédito por el contenido y por la forma.

Nunca un director técnico trabajó tanto tiempo, acumuló experiencia y acunó tantos ensayos que le permiten cotejar, comparar y cruzar resultados para encontrar la mejor combinación para establecer un rumbo, que sin ser perfecto, se acerca a ese ideal que todo profesional persigue.

La altura.

El primer éxito de Uruguay en Bolivia no fue un triunfo aislado, ni propio del azar —que influyó, sin dudas—, sino de la elaboración, el estudio y el tiempo. Ese tiempo que nadie respeta, que suele ser desmerecido, pero que se termina transformando en la piedra angular de los grandes proyectos en cualquier actividad.

El plan para ganar en La Paz fue ampliamente difundido en estas mismas páginas, previo y posterior al encuentro del viernes. La mayoría de los detalles conocidos: averiguaron los resultados que brinda el viagra para jugar en la altura, incluso, pero el cuerpo técnico de Uruguay se apoyó en sus propias experiencias. En el clasificatorio para el Mundial 2010 y 2014, llegaron a la hora 11 a la altura, almorzaron en un hotel —próximo al estadio—, descansaron una hora y partieron al Hernando Siles. A las cinco o seis horas empezaban a tener dolores de cabeza y comenzaban a sentir el apunamiento. Eso sucedía, exactamente, en el momento del partido. El viernes, llegaron a las 13.30, jugaron a las 16 y a las 18, antes de los dolores de cabeza e incomodidad física, celebraban el triunfo 2-0 ante una paupérrima Bolivia.

Con estas experiencias, Tabárez dejó registrado en el manual de estilo que silenciosamente elabora desde 2006, un nuevo elemento de referencia: para acercarse al éxito en el Hernando Siles, es necesario llegar a La Paz dos horas y media antes del partido y cuando termine el encuentro que no hayan transcurrido más de cinco horas de la llegada de los jugadores a la altura.

Futuro y presente.

El de la última semana no fue ni será el último registro en la bitácora, pero se suma a otros. Entre 2006 y 2014 descubrió dos aspectos que resultaron claves en la transformación de la selección: 1) Un hilo conductor en todas las selecciones juveniles, que comienza en sub 15; selecciones estables, trabajo a largo plazo, disponer de los futbolistas tres veces por semana en el Complejo de la AUF, arroparlos con profesionales en todas las áreas (no solo deportivas), seguimiento de los jugadores en los estudios curriculares y decenas de partidos internacionales; 2) apostar a un grupo de jugadores, los mejores, afianzarlos, darles continuidad y sostenerlos en el tiempo, incluso en la adversidad circunstancial de un declive.

Entre 2011 y 2012, Uruguay estableció una racha histórica de partidos sin derrotas (18) y unos meses después cayó en una profunda depresión futbolística (ganó sólo dos de 18 puntos). Por única vez, Tabárez flaqueó en su proyecto, incluso en su actitud: se le vio sorprendentemente abierto, receptivo y lejos de ese entrenador que suele presentarse ante la prensa a la defensiva. Los rendimientos lo hicieron dudar. Amplió las reservas y sumó a otros jugadores a la convocatoria, pero, a la hora de entrar a la cancha, siguió apostando por los mismos. Con el tiempo, se enderezó el curso y los mismos que estuvieron 18 partidos sin perder y que luego ganaron solo dos de 18 puntos, llevaron a Uruguay al Mundial de Brasil 2014.

La continuidad es un elemento clave, incluso cuando lo tilden de "club de amigos".

Finalmente, en la bitácora, Tabárez dejó para los futuros entrenadores la experiencia de cómo preparar un equipo para el Mundial (ver aparte).

Así, en estos cuatro puntos que sobresalen como referencia, Tabárez escribió hasta ahora el manual de estilo de la selección. En la inteligencia de sus sucesores, cuando ya no esté el DT, estará aprovechar el camino o desperdiciar tantos buenos experimentos.

Para el Mundial: descansar, recuperar y, al final, jugar.

Para Italia1990, Uruguay realizó una gira de más de un mes por Europa. Sumada la convivencia en la Copa del Mundo, el grupo estuvo concentrado más de 60 días y resultó contraproducente. En 2010, Tabárez eligió otro método. Por lo pronto, en la preparación, durante los seis meses previos al Mundial, los jugadores realizaron trabajos físicos de mantenimiento (independiente del que realizaban en sus clubes), que indicaba el profe José Herrera; cuando empezaron a llegar a Montevideo, a un mes del torneo africano, le dio suficiente descanso y tiempo de recuperación a los jugadores más desgastados por una extenuante temporada europea; no programó amistosos exigentes ni viajes; la preparación la realizó exclusivamente en el Complejo de la AUF y los jugadores no concentraron hasta tres días antes de viajar a Sudáfrica. Durante los más de 20 días que los jugadores estuvieron en Montevideo, los futbolistas disfrutaron de familia y amigos. En Sudáfrica, montó un "búnker" similar al del Complejo de la AUF, en Kimberley, en una ciudad ajena al Mundial y en un hotel exclusivo para el plantel. Los aisló del ruido mundialista y la presión. En 2014, pudo repetir parcialmente la experiencia.

EL TOP 5 DE TABÁREZ.

1 - Continuidad.

Seleccionar a los jugadores adecuados, brindarles confianza, potenciarlos y esperarlos. Los futbolistas con más partidos en la historia pertenecen al proceso.

2 - Juveniles.

Iniciar el proceso en sub 15. Selecciones juveniles estables, con muchos partidos internacionales. Preparan a los jugadores para llegar a la mayor.

3 - Mundial.

Si una selección clasifica al torneo más importante, tuvo cuatro años de crecimiento y maduración. Previo a la competencia, descanso y recuperación.

4 - En la Paz.

Permanecer el menor tiempo posible a 3.600 metros, y que los futbolistas jueguen antes de que se cumplan las primeras cinco horas. Así minimiza los efectos de la altura.

5 - Renovación.

Es el experimento en el que Tabárez trabaja tras el Mundial de 2014. Lo sigue ajustando porque todavía los nuevos jugadores están en una etapa de formación.

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SelecciónLUIS EDUARDO INZAURRALDE

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