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Lugano, el capitán que olvidó sus raíces

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José Mastandrea
Archivo El Pais

DESDE EL ARCO

JOSÉ MASTANDREA

José Mastandrea

Lugano se retiró. ¿O lo retiraron? Nunca se sabrá. Lo cierto es que ahora pasó a ser el Superintendente de relaciones institucionales del São Paulo pero le sigue pegando al fútbol uruguayo, ese mismo fútbol que le permitió crecer, desarrollarse y triunfar en el exterior. Lugano dice que el fútbol uruguayo “es un desastre y no hay democracia”. Y no es verdad. Es una visión negativa, pesimista, que muchos sabemos tiene un trasfondo, y no es de fútbol, sino económico y de poder. Lugano le presentó al Sr. Molina a Wilmar Valdez. ¿Qué pasó? Nada. Fue una obra de teatro montada para desestabilizar y hacerle creer a mucha gente que el fútbol uruguayo iba a ser transmitido a la China. Lugano debería hablar de São Paulo, o del fútbol brasileño tan democrático y transparente que sus dirigentes fueron acusados por el FBI y Marco Del Nero, el presidente de la CBF, no puede salir del país. Lugano dice que el fútbol uruguayo es una “vergüenza”, pero no explica, solo ensucia. Debería venir a dar una mano si es que ve todo tan mal. Debería aclarar por qué dice que “no hay democracia” cuando todos sabemos que son los clubes los que votan las decisiones en la AUF, los mismos clubes que no ven ni un peso, por la presión que el propio Lugano ejerció como capitán de Uruguay sobre los neutrales de turno para cobrar millones y millones de dólares en premios. Debería donar lo que ganó con la Celeste a los clubes más pobres así podrían tener más equipamiento y mejor infraestructura. Digo, no sé.

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