PLAZA COLONIA

Ni Sud América, ni Deportivo Maldonado. Tampoco Fénix, Boston River ni Wanderers. Santiago Mele mantuvo el arco de Plaza Colonia en cero en las últimas cinco fechas del Apertura pero esta semana un rival lo venció: Lucas Rocha.

En el entrenamiento del jueves, en el Suppici, el joven de 28 años puso la pelota bajo el brazo, la acomodó y con un zurdazo cruzado terminó con la buena racha. Mele, al igual que Federico Cristóforo, Kevin Dawson y Sergio Rochet, no pudo atajarle un penal.

La historia de Lucas se hizo conocida en 2019. Plaza Colonia perdió ante Danubio y tras el final Lucas, que tiene síndrome de Down, entró a la cancha. Le pidió a Federico Cristóforo si podía patearle un penal y el arquero aceptó. Lucas remató cruzado, hizo el gol y todo el estadio aplaudió.

La historia se repitió en un partido ante Peñarol con Kevin Dawson al arco y ante Nacional con Sergio Rochet. “Me aplaudieron y me felicitaron, son gente muy amable”, contó Lucas sobre las reacciones tras sus goles.

En la casa de Lucas siempre estuvo presente el fútbol. Tanto el padre como el hermano fueron arqueros y lo llevaban a las tribunas. Luego el padre falleció y siguió yendo acompañado de su madre, Guillerma.

“Me emociona porque es mi hijo y segundo porque se lo considera un igual. Él se ganó ese lugar. Me emociona y me da tranquilidad”, cuenta su madre sobre estas situaciones.

El joven trabaja en el área de deportes de la Intendencia de Colonia y también juega al fútbol como delantero en el Club San Carlos.
“Estoy muy emocionado que salimos campeones, Plaza es el mejor”, dijo Lucas en la tribuna del Suppici mientras esperaba que el entrenamiento termine. En 2019 el club lo hizo socio honorífico en reconocimiento a su adhesión.

Tras el final de la práctica y con la camiseta de su amigo Facundo Waller puesta, Lucas se saludó con Mele. “¿Para donde le vas a pegar?”, le preguntó el arquero pero Lucas se negó a decirle. “Me voy a tirar en serio, entonces”, le retrucó el arquero, que además le prometió que si se lo hacía le regalaba sus guantes.

Lucas puso la pelota y tomó carrera. Mele golpeó sus manos, saltó y le habló intentando distraerlo pero no sirvió de mucho. Se tiró hacia su derecha pero la pelota fue a la izquierda. Gol, festejo y regalo.

“Éstas cosas llenan bastante más que los logros deportivos”, dijo Mele. Lucas, tras varios meses sin patear por la ausencia de público por la pandemia, mantuvo su racha.