EN EL METROPOLITANO
Los Reds superaron 2-0 al Tottenham con goles de Salah y Origi y de esta manera se transformaron en el nuevo campeón de la Champions League luego de los 1.099 días de los merengues con la Orejona.
Primer tiempo:
Primer ataque del juego. Balón largo para Sadio Mané que la bajó y buscó el centro. Sissoko marcaba una jugada que sucedía atrás de él con la mano extendida. Pelota que pegó en su pecho, en su brazo y penal para los Reds.
Fue la primera jugada clara y terminó en gol. Porque Mohamed Salah aprovechó el disparo penal, lo transformó en gol y así el Liverpool está ganando por mínima diferencia en el Wanda Metropolitano.
Como toda final, pese a que son dos equipos a los que le gusta jugar al fútbol, se hizo un tanto lenta y donde ambos equipos buscaron sin mucha certeza al llegar al área.
Sin duda que el tanto en el inicio fue un golpe duro para los Spurs y se sintió. Tanto eso como la poca participación que tuvieron Kane, Son y el propio Eriksen fue lo que más se resaltó de un Tottenham que pasó incómodo durante los primeros 45'.
Los laterales del Liverpool fueron una y otra vez al ataque y ahí también se pudo observar una falencia de los Spurs que deberán salir con todo en el complemento si se quieren ilusionar con dar vuelta el marcador y ser el nuevo campeón de la Champions.
Segundo tiempo:
Uno que arriesgaba por ir a buscar el empate. El otro que se refugiaba, que sacaba las pelotas como podían y que de contragolpe intentaba poner el segundo y sentenciar el partido.
Ambos tuvieron la chance. Dele Alli y Eriksen, en buenas atajadas de Allison, la de poner una igualdad que ilusionara al Tottenham y Milner, Salah y el propio Mané no tuvieron la puntería suficiente para bajarle la persiana al partido.
Todo hasta que ingresó uno de los héroes en la semifinal de Anfield: Divock Origi. El delantero belga ingresó en el complemento y tuvo la chance de estirar la ventaja y no la desperdició. Remate cruzado a falta de tres minutos para coronar la victoria y que Liverpool se consagrara.
1.099 días después, Real Madrid dejó de ser el rey de Europa y la corona se la robó Liverpool que fue a Madrid a buscarla y se la terminó llevando para Inglaterra.