Está lejos: Peñarol no jugó un buen partido y se salvó de ser goleado ante Paranaense
El equipo mirasol no vio la pelota y sufrió ante un conjunto local que no encontró más goles y tranquilidad gracias a Kevin Dawson.

La pelota fue pura y exclusivamente de Athletico Paranaense. Las jugadas de peligro también. Los goles también. El triunfo también.
El estreno internacional de Diego Forlán al frente de Peñarol fue con derrota 1-0 en el Arena Da Baixada de Curitiba, pero dejó mucho más que una caída sino un signo de interrogación en cuanto a lo mostrado.
Es que un rival que está lejos de ser el de 2018-2019, campeón de la Copa Sudamericana y de la Copa de Brasil, con 13 bajas respecto a ese “súper equipo”, dominó de principio a fin a un carbonero que se limitó a defender, a mirar su arco y lejos estuvo de lastimar al “rubro-negro”.
Ya en la primera parte, a pesar de que las chances no fueron tantas para el local, el dominio fue tan explícito como gigante. El palo le negó el gol a Thiago Heleno y la zaga carbonera se encargó de dispersar varios ataques del Paranaense.
En el medio de todo eso, Matías De los Santos tuvo que salir por lesión a los 38’ y en su lugar ingresó el chileno Christian Bravo, quien fue más empuje y velocidad que fútbol y pelota en los pies.
Pero en el complemento, el encuentro se hizo cuesta arriba para Peñarol. Ya desde el inicio de la segunda parte las chances de Paranaense se empezaron a multiplicar.

En tres minutos los de Dorival Júnior tuvieron tres situaciones de peligro, sacando Jesús Trindade la más clara en la línea ante otro cabezazo de Thiago Heleno que volvía a ganar en las alturas.
De ahí en más apareció Dawson para convertirse en el gran responsable de que el arco carbonero aún mantuviera el cero. Dos espectaculares atajadas: a Léo Cittadini y a Guilherme Bissoli impidieron el tanto “rubro-negro”.
Peñarol, por su parte, todo en campo propio. Dos líneas de cuatro que intentaban defender en bloque y estar unidas, y dos delanteros que esperaban el pelotazo largo para pelearla contra los zagueros.

Pero por más orden y disposición táctica que pueda tener un equipo, contra la velocidad y técnica de los brasileños es difícil competir y eso Peñarol lo dejó en evidencia.
Cuando Paranaense aceleró, el aurinegro no tuvo respuesta. A los 76’, Nikao dejó parado a Rojas por la banda y mandó la pelota rastrera al área, donde apareció Bissoli para poner, de taco, el 1-0.
Peñarol intentó despertar. No pudo. Ya era tarde. Más allá del buen ingreso de Pellistri y el empuje del equipo en los últimos minutos, la diferencia futbolística era grande y a pesar de que hubo un aspecto como el césped sintético -superficie a la que los uruguayos no están acostumbrados- el carbonero no funcionó en la medida de lo que se esperaba y de lo que esperaba Forlán.

El debut de Peñarol en la Copa Libertadores 2020 fue con derrota, pero más allá del resultado que fue por mínima diferencia, el rendimiento no estuvo a la altura.
Hay una idea, un rumbo y un estilo que Forlán quiere imponer. Todo eso lleva su tiempo y el entrenador no solo debe lidiar con eso, sino que también con la obligación de ganar y conseguir resultados.
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