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Se fue lejos para estar más cerca

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Estaba clavado. La decisión de Diego Forlán iba a traer cola, y trajo nomás. Porque después de su renuncia a la selección, quedó flotando en el ambiente la sensación que todos los "veteranos" de la Celeste tendrían que haber dado el mismo paso. Y no es así.

JOSÉ MASTANDREA

Lo de Diego es tan respetable como lo es también la decisión del "Loco" Abreu o la de Diego Lugano de seguir en el proceso y de acompañar y sumar en la Celeste cuando el maestro así lo crea conveniente, si es que lo cree.

"Respeto la decisión de Diego, pero no la comparto. Yo espero que la selección me deje a mí, yo no la voy a dejar", dijo Lugano, el gran capitán de la última década, a Raquel Daruech. Y está bien. Es su postura. Lo pinta de cuerpo entero porque luchó a brazo partido para estar en la selección, remó contra viento y marea, y ahora no quiere abandonarla.

Líder dentro y fuera del campo de juego, referente de enorme peso, capitán de capitanes, quiere seguir aportando lo suyo "aunque sea limpiando pisos en el Complejo", dijo.

Se fue al fútbol sueco. Lejos, bien lejos, pero para estar más cerca de la Celeste y la Copa América.

Desde el arco

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