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Jugar para el Gran Hermano

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Las cámaras, la televisación cambió el fútbol. Lo hizo un deporte de exposición, muy diferente al de otras épocas, en donde los clubes uruguayos, por ejemplo, se destacaban por su garra y su hombría cuando ganaban en reductos difíciles y se hacían mucho más fuertes de locales.

JOSÉ MASTANDREA

Otros tiempos, claro. Porque el Pepe Sasía no podría tirar tierra en los ojos a ningún arquero, ni el Mudo Montero Castillo podría mostrarle los tapones a los rivales en cada jugada. Sólo por mencionar algunos ejemplos.

Tanto cambió el fútbol ante cámaras que los jugadores hablan entre sí tapándose la boca. No hay gritos ni arengas, como hubo siempre, y cada vez son menos los insultos a viva voz. Hoy todo se muestra, todo se sabe.

En otro fútbol, sin tanta exposición ni cámaras, la famosa mordida de Suárez a Chiellini hubiese sido una anécdota más de tantas. Como lo fueron las alfileres de Bilardo en el Estudiantes de los 70.

La televisación, la cantidad de ojos mirando todo, también lograron que los árbitros parezcan ser espantosos. Sin embargo, son mucho más que sus antecesores. Antes ni se los enfocaba...

DESDE EL ARCO

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