TORNEO APERTURA
El artiguense debutó como entrenador aurinegro entre los gritos, los nervios, el desahogo tras el final del partido y el triunfo.
Con los dos pies adentro de la cancha. Así vivió Mario Saralegui algunos pasajes del partido que significó un nuevo estreno en la dirección técnica de Peñarol y su primer partido en el Campeón del Siglo. Es que el entrenador artiguense tuvo una serie de muchas emociones durante los 90 minutos.
Pasó de la preocupación tras estar 0-1 en el marcador, al pedido insistente de que sus dirigidos presionen. Gestos con las manos y palabras para Giovanni González que en ese momento era el que tenía más cerca para que junto a Facundo Pellistri hagan más difícil la salida de la defensa negriazul.
El área técnica prácticamente que no la piso, porque vivió afuera de ella con la intención de indicarle a los jugadores lo que quería y de hecho lo consiguió porque en sus primer juego se quedó con los tres puntos y concretó que los aurinegros tengan muy buenos pasajes de fútbol.
Los goles permitieron que se lo notara más tranquilo y de hecho las indicaciones fueron menos y las manos ya no estaban alrededor de su boca para amplificar los gritos, sino posadas en los bolsillos de su campera.
La actitud cambió cuando llegó el descuento de Liverpool y el gol que podría haber complicado a Peñarol en los minutos finales. Tanto sufrimiento se reflejó en su grito de desahogo tras el pitazo final que concretó la victoria.