Peñarol enfrenta a un entrenador y un jugador que pudo tener y no quiso.

Bastante tiene Peñarol, por cierto, con jugar ante River Plate, por varias razones; como:

a) El estilo de fútbol del equipo darsenero que, con su apuesta fiel a la posesión de la pelota y un ataque dinámico y vivaz, puede resultar un rival por lo menos incómodo;

b) La necesidad de ganar que tienen los aurinegros en su lucha por acceder a la definición del Uruguayo, para lo que —obligatoriamente— deben salir campeones del Torneo Clausura; y

c) La condición de colíder Torneo Clausura que ostenta el cuadro que dirige Guillermo Almada, algo que hoy lo erige en una de las mayores piedras en el camino que Peñarol tiene en el camino para lograr lo que tanto busca.

Sin embargo, como dijo Bengoechea antes enfrentar a Sud América, "esto es fútbol"; y éste incluye, tanto en su esencia como en el entorno, situaciones que a veces le dan color a la aséptica disputa de los tres puntos.

En ocasión del partido de mañana entre Peñarol y River Plate es posible sacar a flote dos de esos casos, en virtud de que algunos de sus detalles no han tomado estado público; y el primero tiene que ver con Guillermo Almada, que va a estar por primera vez contra los aurinegros, después que pudo haber sido su técnico en el actual Torneo Clausura.

En efecto, cuando se supo que Diego Aguirre desistió de ser el entrenador, en Peñarol se consideró la posibilidad de contratar a Almada; y quien lo hizo fue Juan Pedro Damiani, que un domingo de noche llamó a Jorge Goncalves para consultarlo, pues "Tito" había trabajado en Tacuarembó F.C. junto al técnico darsenero y, como la respuesta fue positiva, hizo una otra llamada, esta vez a Almada, quien se enconraba en Tacuarembó, donde se iba a casar a las pocas horas.

Damiani y el entrenador no llegaron a hablar de dinero, aunque en la interna aurinegra se manejó que el salario que se pensaba destinar para todo el cuerpo técnico era de US$ 45.000; pero la operación no siguió, quizá por el "mix" de dos factores: Almada no podía "bajar" enseguida a Montevideo para continuar personalmente las gestiones y, ese mismo domingo de noche, Damiani llamó a Pablo Bengoechea, que estaba en la capital y, por una tormenta, debió aplazar su partida hacia Rivera, donde iba a pasar unos días de vacaciones.

De manera que, entre dos viajes que no se hicieron, Peñarol optó por el "Profesor" y ahora tendrá enfrente suyo al técnico en el que pensó primero para encarar el duro repecho del Torneo Clausura.

Un poco más acá en el tiempo, cuando el grupo Casal planteó a Peñarol la llegada de Gianni Rodríguez, pudo hacerse un "paquete" con Michael Santos, pero lo del lateral se hizo y lo del atacante no, porque este último precisa continuidad, y valorización, ya que su pase al fútbol español está acordado para junio, pero —ante las consultas del caso— Bengoechea contestó que, podía tener en cuenta al delantero, pero no asegurarle la titularidad, algo que para el futuro del jugador —y de quienes manejan su trayectoria— era una prioridad absoluta.

De esta forma, Peñarol ante River Plate jugará dos partidos aparte, frente a un técnico y un jugador que, en distintas circunstancias, pudo tener; pero, por diferentes razones, sus opciones fueron otras.

Pablo Bengoechea fue el segundo entrenador al que llamó Damiani, y su contratación se acordó enseguida; a su vez, cuando se le consultó por Michael Santos, no lo desechó, pero no aseguró su titularidad.

Guillermo Almada trabajó antes junto a Jorge Goncalves en Tacuarembó y, de haber sido contratado por Peñarol, dado el conocimiento mutuo, "Tito" habría estado en el cargo de coordinador; no pudo ser.

Michael Santos tiene 22 años y juega de punta. Debutó en River Plate el 13 de marzo de 2011, jugó 61 partidos y metió 26 goles; con 11, fue segundo goleador del Torneo Apertura detrás de Iván Alonso.

PeñarolJORGE SAVIA