Fénix, River, Nacional y Danubio lograron transferir futbolistas que rindieron gracias a Carrasco.

Hace dos años que no dirige. Pero varios clubes del medio aún disfrutan de su bonanza económica gracias al fútbol que desplegaron sus equipos bajo la conducción técnica de Juan Ramón Carrasco, el entrenador que genera millones por propuesta y buen ojo con los juveniles.

Debutó como técnico en Rocha, en la temporada 2000. Jugaba y dirigía. Ahí empezó su historia del otro lado de la línea de cal, esa que lo apasiona. "La paso bien, porque más allá de que quiero trabajar y lo disfruto, no es que por trabajar me agarro de lo primero que aparezca. No es que sea exigente, veo el proyecto, veo si tengo techo para crecer, porque si no tengo, ir por un manotazo de ahogado no voy. Eso lo tengo claro", confiesa en rueda de amigos. "Ahora, si tengo techo para crecer y puedo lograr cosas que movilicen, agarro", agrega.

Es que "JR" es así. Tiene una apuesta definida, y sabe que con un proyecto a largo plazo es donde se ve su mano.

Pruebas al canto: clasificó a Fénix a la Copa Libertadores y su charla en pleno césped del Centenario trascendió fronteras: "¿De qué está hecha la pelota? De cuero, respondían sus jugadores. "¿De dónde viene el cuero?". De la vaca, contestaban a coro. "¿Dónde vive la vaca?". En el campo, agregaban sus futbolistas. "¿Qué hay en el campo?" Pasto, decían todos. "Bueno... hagámosla correr... que coma pasto entonces", terminaba diciendo "JR".

Así con esa propuesta de pelota al pie, al ras, bien jugada, logró llevar a River Plate al podio de la Copa Sudamericana, el darsenero quedó tercero, entre los más grandes, y en el Uruguayo llenó varias veces el Centenario, un hito que no se repitió más.

"Soy derecho, sincero y sano. No soy polémico. Estoy lejos de la polémica", repite una y otra vez.

De ese River, al igual que el Fénix que fue noticia y goleó al poderoso Cruz Azul de México en el Franzini (6-1) salieron varias figuras con destino europeo. Carrasco generó millones de dólares en traspasos al Viejo Continente, cifras jamás imaginadas por clubes chicos.

Pero no sólo tuvo éxito en los equipos chicos. Se dio el gusto de dirigir a Nacional, y demostrar que estaba capacitado para hacerse cargo de un plantel experiente.

"Cuando dirigí a Nacional fue el equipo que vendió más entradas en la historia del club, y en siete meses se hicieron 24.000 socios, sin campaña y sin grandes nombres de jugadores a incorporar. Me dí el gusto, salí Campeón Uruguayo, y el hincha hasta el día de hoy me lo reconoce", dice sin tapujos.

En ese Nacional apostó a varias figuras jóvenes que ya habían debutado, pero no lograban "explotar".

Santiago García fue uno de ellos, Alexis Rolín, otro de sus elegidos. Ambos fueron transferidos, y el "Morro" fue el jugador de mayor cotización en un "paquete" que incluía a varios juveniles nacidos en las formativas tricolores.

Con River disputó tres copas internacionales y con Fénix logró hacer la mejor campaña de todos los tiempos, pero más allá de lo deportivo, le generó a los clubes millones de dólares.

Tuvo propuestas de varios países, pero no hubo ninguna que lo atrapara por su proyecto a largo plazo. Espera el momento, una nueva oportunidad, y no quiere repetir lo que le sucedió en Danubio, que tomó al equipo en medio del campeonato, y sin chances de poder plasmar su idea en cancha. De todas formas, en el club de La Curva dejó marcado a fuego su último descubrimiento: José María Giménez, un zaguero espigado que no había sido tenido en cuenta en el plantel principal y ni siquiera había sido citado a la Sub 20 de Uruguay.

Lo vio, y lo definió en pocos segundos: "Este va a ser el futuro Paolo Montero de Uruguay". Y después, la historia conocida. Lo ascendió, lo puso en el Primero y lo llevó a la gloria.

Danubio tuvo su recompensa. Recibió más de un millón de dólares por su pase.

"JR" no se equivocó. Volvió a generar millones...

JUAN RAMÓN CARRASCOJOSÉ MASTANDREA