PEÑAROL
El espectacular Arena da Baixada, sobreviviente del Mundial 2014, recibirá el choque de esta noche
Seguramente al “Cebolla” Rodríguez, al “Lolo” Estoyanoff o a los argentinos Maximiliano Rodríguez y Lucas Viatri no les impresione tanto. Sus respectivas carreras deportivas los llevaron a conocer los mejores escenarios del planeta fútbol. Sin embargo, no se puede dejar pasar por alto el espectacular escenario que tiene el Atlético Paranaense.
El Estadio Joaquim Américo Guimarães, mejor conocido como Arena da Baixada, es un verdadero lujo para el continente. Es uno de los recintos más antiguos de Brasil (se reinaguró en 2014), pero hoy por hoy es de los más modernos. Es que con la organización del Campeonato del Mundo de 2014, Curitiba eligió ese lugar como sede para reconstruir el estadio y ponerlo a primer nivel.
¡Impresionante el Arena da Baixada! Cancha con césped sintético, techado y con capacidad para 42.000 personas. Recibió cuatro partidos en Brasil 2014. Una verdadera joya para el continente. pic.twitter.com/L9LDw4KcoI
— Ángel Asteggiante (@angel_aste) 25 de julio de 2018
El Arena da Baixada, claro está, cumple con todas las exigencias que pide la FIFA. Entran casi 42.000 personas sentadas, tiene capacidad para 2.000 vehículos y lo más curioso de todo: tiene techo en sus tribunas. Un aspecto que lo hace totalmente diferente en Sudamérica.
En el pasado Mundial, Curitiba albergó cuatro encuentros: Irán 0-0 Nigeria, Honduras 1-2 Ecuador, Australia 0-3 España y Argelia 1-1 Rusia. Todos ellos fueron partidos correspondientes a la fase de grupos.
Además, fue utilizado para otro tipo de espectáculos. Por ejemplo, en abril de 2016 se llevó a cabo el combate de artes marciales mixtas UFC 198. Ante 45.000 espectadores, Stipe Miocic se quedó con el título de peso pesado ante el brasileño Fabrício Werdum.
Vale recordar que hace poco más de un año, cuando el Peñarol de Leonardo Ramos recién tomaba forma, el aurinegro estuvo aquí disputando un amistoso que terminó sin goles. Guzmán Pereira, por ejemplo, es uno de los sobrevivientes de aquel día en el que lo futbolístico quedó a un lado. El partido tuvo mucho pierna fuerte, hubo empujones y el árbitro tuvo que mostrar tres tarjetas rojas.