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Es un italiano más

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Nicolás López

Vive en tierra de Montescos y Capuletos, pero sueña jugar la Copa con Nacional.

Siempre digo que me gustaría volver a Nacional porque es el cuadro de mis amores. No se sabe cuándo, pero mi sueño es jugar la Libertadores con Nacional y poder ganarla", dice Nicolás López, mientras se le enfría el capuchino que está tomando en el centro de Verona con su compañero, el argentino Javier Saviola.

Hace ya tres años y medio de su polémica salida de Nacional. En octubre de 2011, su representante Pablo Bentancur, pagó la rescisión de su contrato y se lo llevó a Roma. El delantero ya había debutado con gol en Primera División de la mano de Juan Ramón Carrasco. "Se dijeron muchas cosas, como que yo era hincha de Peñarol, pero eso no es cierto. Lo sabe mi familia, mis amigos y mis compañeros de allá también lo sabían. Lo que pasó fue que se dieron ciertas circunstancias que no me gustaron. No me gustó cómo me trataron. Como aquello que me descontaron la ropa, y yo era un niño y tenía un contrato de $ 10.000. Mis compañeros me entendieron. Me salió el pase a Roma, y son cosas que no aparecen muy seguido. Decidí lo mejor para mí y para mi familia", explicó y contó que antes de pasar al Hellas Verona tuvo una chance de regresar.

"Hubo una posibilidad de volver, y yo hablé con Pablo (Bentancur) porque quería hacerlo. Pero había varios equipos interesados en Italia; Verona insistió mucho y me vine para acá. Pero yo quería regresar a Nacional", relató.

Lleva seis meses viviendo en al tierra de Romeo y Julieta. "Por suerte estoy entrando bastante en el equipo y eso me da más confianza. Llevo cinco goles, y cuatro los convertí entrando desde el banco. La alegría de los atacantes es siempre el gol", dijo el delantero, quien ya lleva más de tres años en el fútbol italiano. Estuvo los seis primeros meses en la Primavera de Roma, y luego un año en el primer equipo pero tuvo solamente siete presencias. "Fue muy poco", reconoció. Su debut en la Primera del equipo capitalino fue auspicioso. En su estreno le convirtió un gol a Catania, pero luego fue cedido a préstamo al Udinese. "Tenía 18 años recién cumplidos y había muchos jugadores importantes en el equipo. No tenía minutos", relató. "Luego fui a jugar el Sudamericano y el Mundial sub 20 y cuando regresé me fui a Udinese. Allí jugué mucho más: tuve 17 presencias. Pero después el técnico jugaba con un delantero solo y estaba Di Natale que tenía la prioridad", resumió.

Udinese adquirió su ficha, pero lo cedió a préstamo a Hellas Verona. "El director deportivo y el técnico me querían. El año pasado había estado Juan Iturbe y había hecho un buen campeonato. Ellos juegan con tres atacantes y me dijeron que yo tenía más o menos las mismas condiciones que él y que por eso me querían. Hablé con la familia y me vine".

Sus tres experiencias en el fútbol italiano fueron diferentes. "Roma es un equipo muy importante, con una hinchada muy grande y una ciudad espectacular. Disfruté mucho, fue una experiencia muy linda. Luego en Udine fue donde jugué más, pero es una ciudad muy chica. Linda para vivir, pero no hay mucho para hacer. Y ahora, Verona, no es una ciudad grande como Roma, pero es parecida. Y el club tiene mucho más hinchas que Udinese. Acá vienen 25.000 o 30.000 personas a vernos en cada partidos".

La meta de "il Dente" es sumar más minutos en Verona para poder pegar el salto a otro equipo y ser citado a la selección. "Es el sueño de todos, pero no la veo. Porque si no fui citado cuando llamaron a varios jugadores de la sub 20 después del Mundial, la veo difícil. Yo en ese momento estaba jugando, era uno de mis mejores momentos, había hecho cuatro goles seguidos, al Milan, Inter, Napoli y Fiorentina y no fui convocado. Se que hay muchos delanteros muy buenos en la selección. Lo reconozco. Uruguay es un país chico pero saca muchos jugadores. Pero pensé que podía tener una oportunidad de ir a entrenar. Creo que lo merecía. Tengo 21 años, capaz que dentro de tres o cuatro años se me da".

Visitó a Julieta, para la suerte.

El delantero uruguayo vive en Sandrá, a 15 kilómetros de Verona y a cinco minutos del lugar donde entrenan. Allí está más tranquilo y si quiere salir va al centro de Pescara. "En Verona hay mucho tifosi y nos conocen a todos porque acá les gusta mucho el fútbol. Son fanáticos. Te esperan siempre a la salida de los entrenamientos", contó. Sin embargo reconoce la belleza de Verona y ya estuvo con su familia visitando la casa de Romeo y Julieta, donde cumplió con la tradición de tocarle un seno a la estatua de Julieta; es para la suerte. La estatua tiene otro color de tanto que la tocan.

Ya no es tímido, ahora es careta

Cuando aún era un juvenil tricolor se caracterizaba por su gran timidez. Sus compañeros de la sub 20 le ayudaron a superarla. "Empecé a soltarme en el Sudamericano y en el Mundial, los compañeros me decían que tenía que cambiar. Y en Italia te obligan a ir a las conferencias de prensa, si no tenés multa. Ahora lo sigo sufriendo, pero no tanto como antes", admitió. Es más, hoy habla perfecto italiano. "No estudié nunca, lo aprendí de careta, con mis compañeros. Hablo bastante bien. No queda otra que aprender para defenderte".

Sus padres viven con él en Italia, pero extraña a su hermano y su abuela, además de a su hijito de dos años y medio. "Cuando hago un gol, me tira besos. La madre me manda los videos".

Palpitandoel clásico

Cuando llegó a Hellas Verona había dos uruguayos: Alejandro González (foto) y Guillermo Rodríguez, dos exaurinegros. González se fue a Cagliari, pero así vivieron el último clásico.

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