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La increíble historia de "Seba" Fernández que ya era bolso antes de nacer

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Sebastián Fernández disfruta de su momento en Nacional y en Los Céspedes. Foto: Leonardo Mainé.

NACIONAL

El padre de "Papelito" conoció a una azafata yendo a ver a Nacional en la Copa Libertadores de 1980 y terminó siendo su esposa y la madre del delantero.

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Antonio Fernández nació en España pero cumplió el año viajando en un barco rumbo al Río de la Plata. La familia se instaló en Soca, donde ya estaba un tío que se había venido antes. Allí creció y se hizo fanático de Nacional. Siendo un hombre joven trabajaba en el aserradero de su padre y ahorraba para poder ir a ver al club de sus amores, cuando le tocaba jugar fuera de fronteras.

Corría el año 1980 y los tricolores disputaban la Copa Libertadores que a la postre ganarían. La forma de disputa era diferente a la actual y el equipo dirigido por Juan Martín Mugica tuvo que enfrentar en semifinales a O’Higgins de Chile y a Olimpia de Paraguay, que era el vigente campeón. Antonio fue uno de los hinchas que viajó en un charter de Pluna rumbo a Asunción para alentar al equipo albo. Allí conoció a Mariela, una de las azafatas del avión. Diez días más tarde empezaron a salir y a los dos años se casaron. Tuvieron cinco hijos; el del medio es Sebastián, que lleva casi seis años vistiendo la camiseta del equipo que ama y que marcó su destino aún antes de nacer.

“Es increíble pasaron ya 40 años”, dijo Mariela, la mamá de Sebastián. “Me acuerdo de la fecha exacta en que nos conocimos, el 18 de junio. La compañera que iba conmigo en Pluna era prima hermana de un íntimo amigo de Antonio. Y me lo presentó”.

Era un vuelo charter para los hinchas. Los llevaron de mañana y de noche debían volver, pero una tormenta impidió que el avión saliera. “Era época de militares y teníamos que ser responsables de los pasajeros. No nos mandaron a un hotel, nos tuvimos que quedar toda la noche en el aeropuerto con ellos, como unas diez horas. Y nos quedamos charlando”, contó Mariela que en esa época tenía 22 años.

Mariela y Antonio (padres de Sebastián) con varios de sus nietos.
Mariela y Antonio (padres de Sebastián) con varios de sus nietos.

“En el vuelo eran todos hombres y fue muy violento para nosotras. Se habían pasado tomando toda la noche (seguramente festejando la victoria conseguida ante el equipo guaraní por 1 a 0 con gol de Dardo Pérez) mientras esperaban que pasara la tormenta y en el vuelo de regreso nosotras dos no podíamos salir a la cabina. Es más, ese fue el último vuelo con una tripulación sólo de mujeres”.

Su compañera le dio manija y la convenció de que saliera con Antonio. Él era de Soca y había hecho el liceo en Pando con los hermanos de la otra azafata. “Me decía que era una muy buena persona. A los diez días Antonio me fue a buscar a mi casa para salir. Primera salida al cine, a bailar de entrada no se podía. La primera vez tenía que ser al cine o a comer. Además, las azafatas teníamos mala fama, como las enfermeras y las peluqueras. Había que poner un frenito”, relató riendo la mamá del delantero. Ella fue azafata hasta los 35 años, pero después de casarse dejó de volar a España.

FANÁTICOS. Mariela no era hincha de Nacional, pero el amor no tardó en hacerla cambiar. “Mi padre era hincha de Bella Vista y no le gustaban los cuadros grandes. Además, yo era hija única y me llevaba con él a ver a Bella Vista. Y vivíamos a media cuadra de la sede del club. Obvio, que después me hice de Nacional por mi marido”, contó la simpática señora.

Cuando en 2014 Sebastián llegó a Nacional, Mariela y Antonio no lo podían creer. “Fue asombroso. La importancia que tuvo Nacional en nuestras vidas es increíble. Nos conocimos por Nacional y después tuvimos un hijo jugando ahí. Que no sólo juega, es fanático de Nacional”, manifestó Mariela, quien ya va por el décimo nieto.

Seba Fernández disfruta de su presente en Los Céspedes. Foto: Leonardo Mainé.
Seba Fernández disfruta de su presente en Los Céspedes. Foto: Leonardo Mainé.

“Fueron circunstancias de la vida. Nacional está metido en mi historia. Se cruzó en el camino de la familia y fue clave para todo lo que vino después “, dijo mientras tanto Sebastián.

“Mi padre nos llevaba a la cancha y siempre recibíamos de regalo un equipito de Nacional. Cuando yo llegué al club fue muy fuerte para mi padre. A mí también me hacía mucha ilusión compartirlo con él”, confió el delantero.

“Jugar en un equipo grande tiene otro peso y más con esa carga familiar. A mí se me hizo difícil el primer año. Me costó porque la crítica cuando está en tu casa es más difícil. Si nos iba mal, por más que se trataban de aguantar y no decirme nada, se sentía en el aire. Por suerte ya me acostumbré”, explicó el hermano del medio de la familia: dos varones más grandes, Sebastián, y un hermano y una hermana más chicos. “Tuve una niñez muy feliz con tantos hermanos y hasta hoy somos una familia muy unida”.

Mauro, uno de los mayores, es el único que no es hincha de Nacional. Aunque parezca extraño es de Peñarol. “Tenemos un solo tío, hermano de papá y es enfermo de Peñarol, así como mi padre es enfermo de Nacional. Cuando éramos chicos andábamos mucho con él y nos quería convencer y hacernos de Peñarol. Y Mauro fue el que le hizo la gamba. Todos los demás somos de Nacional”, contó quien recientemente renovó su contrato con Nacional. “Estoy muy contento, me siento en mi casa, estoy feliz. Me encanta estar acá, más cuando se arranca con desafíos importantes como la Copa Libertadores. Siempre hay cosas por demostrar. Sigo con ambición y ganas de hacer más”.

Sebastián Fernández y la sonrisa que caracteriza al delantero tricolor. Foto: Leonardo Mainé.
Sebastián Fernández y la sonrisa que caracteriza al delantero tricolor. Foto: Leonardo Mainé.

SU LUGAR. El delantero no niega que no estaba seguro de su continuidad en el club del que es fanático. “Es algo que pasa todos los años. No solamente en este. Siempre hay posibilidades de que te puedas ir. En fútbol no hay nada escrito de antemano, y hay que demostrar que estás vigente. Cuando se pierde una final, por ejemplo, se piden cambios. A veces cambian los técnicos y también pasan los jugadores. Hoy es muy difícil estar mucho tiempo en un lugar, más en un club grande como es este. Hay que mantener el buen nivel, porque son muchos los jugadores que quieren estar acá”, afirmó quien llegó al club en agosto del 2014, hace ya casi seis años.

“Capaz que pude seguir porque salimos campeones, sino me podía haber tocado cerrar el ciclo. En los equipos grandes para poder seguir estando tenés que ganar. Me tocó quedarme y siento que este es mi lugar. Es mi lugar en el mundo, estoy contento y orgulloso cada día que vengo a entrenar. Ya estoy grande y empiezo a valorar otras cosas. Y a disfrutar cada vez más del día a día, de ponerme esta camiseta. Para mí es un regalo jugar acá”, añadió.

Fernández es un ser humano muy carismático. Tiene un gran corazón y siempre una enorme sonrisa en su rostro. Los hinchas de Nacional lo idolatran, sobre todo los más pequeños. “Capaz que es porque me ven chiquito y más parecido a ellos, je. O porque me ven jugar con mucha ilusión y eso se contagia. Los niños tienen una gran ilusión por jugar”, intentó explicar.

“Siento mucho el cariño de la gente y me encanta. Es recíproco y trato de devolverlo siempre. Estoy muy, muy agradecido con los hinchas de Nacional y con el trato que recibo. Sobre todo por parte de los niños. Cuando vienen y veo la emoción que sienten al verme, me contagian y me emociono también”, culminó el delantero quien, siguiendo la tradición familiar, es padre de cuatro hijos: Lautaro, de ocho, Alejo de seis, Clementina de cuatro y Timoteo de dos. Suelen ir con Sebastián a Los Céspedes y obviamente, todos llevan a Nacional en el alma.

el ambiente ya no pesa

Hay otro aire en Los Céspedes

Sebastián se ha reencontrado con Gustavo Munúa, de quien fue compañero en el equipo tricolor y luego lo tuvo como entrenador. “Ya fuimos compañeros y ya fue mi técnico. Está muy lindo el ambiente de trabajo que están generando con Cristian (Berman, su ayudante). Además hay otro aire después de haber sido campeones. Hay otra soltura, veníamos con mucha tensión los años anteriores. En Nacional siempre hay que ganar, pero el ambiente estaba un poco más pesado. Este año podemos trabajar más tranquilos y aspirar a más cosas. Empezar el año con la Copa Libertadores es un lindo desafío para todos”.

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