PEÑAROL

"Cerro jugó muy bien el primer tiempo, pero luego el peso de nuestras individualidades se hizo sentir", dijo el DT.

A Leonardo Ramos se le dibujó la sonrisa en el rostro apenas el árbitro, Esteban Ostojich, pitó el final del partido que su equipo ganó con claridad frente a Cerro. Una goleada con la que Peñarol se consagró campeón del Clausura, un torneo que le sienta muy bien y que ganó en ocho oportunidades. Pero lo más importante, el triunfo frente a los albicelestes le permitió a los auriengros dar un paso importante para su mayor objetivo: conseguir el Campeonato Uruguayo.

La sonrisa seguía pintada en la cara del técnico unos minutos después, mientras se abrazaba con sus colaboradores y sus futbolistas que regresaban de ofrendarle sus camisetas a los hinchas.

"Fue un partido duro, enfrentamos a un gran equipo. Cerro jugó muy bien el primer tiempo, pero luego el peso de nuestras individualidades se hizo sentir", dijo fugazmente el entrenador carbonero. "Pero más allá de las individualidades, el equipo demostró siempre las ganas que tenía de quedarse con el campeonato. Ahora lo que importa es lo que viene más adelante", agregó Ramos, antes de subir al ómnibus donde lo esperaban los jugadores para regresar a Los Aromos. Siempre acompañado por su enorme sonrisa.

La quinta. Tanto Lucas Hernández como Cristian Palacios buscaron que el juez les sacara tarjeta amarilla. Ambos estaban en capilla con cuatro amonestaciones y al recibir en la víspera la quinta quedan limpios para jugar las finales por el Uruguayo. Ni el defensa ni el delantero podrán jugar la última fecha del Clausura frente a Racing.