UNA GAMBETA

EDWARD PIÑÓN

Una Conmebol desconcertada, errática, que todavía no logra dejar en el olvido su año de inconcebibles decisiones -por culpa de fallos y contra fallos en sanciones deportivas- acaba de entregar al mundo la peor imagen. Superada por la situación vivida en el Monumental de Núñez, en el mismo día postergó tres veces la final de la Copa, la Conmebol de Alejandro Domínguez se vino a pique. Y lo peor es que parece que no tocó fondo.

Ahora tiene como oponente fuerte al Presidente de Argentina, Mauricio Macri, y a Boca Juniors. El primero parece decidido a empujar para que la final del torneo continental no salga de su país y el segundo arremete con una fuerza singular, dispuesto a lo que sea.

Es tanto el descalabro que es más fácil hoy ponerse del lado de enfrente. Y le da argumentos más sólidos a los clubes uruguayos que se mostraron reticentes a obedecer una orden que nació bajo una irregularidad absoluta: porque la AUF no cometió ninguna infracción que ameritara su intervención.

Que quede claro: el escándalo de la Copa también es una mancha enorme para Conmebol.