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La ilusión de Saracchi ​

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Fútbol

El lateral, que está feliz en el equipo millonario, se prepara para terminar el liceo en el colegio de River  y admite que le encantaría volver al Complejo Celeste, donde creció

Marcelo Saracchi lleva seis meses jugando en River Plate y viviendo en Buenos Aires. Cruzar el río fue un gran cambio en su vida.

“Fue todo muy lindo, hermoso. Más ahora que ya estoy más acomodado, más acostumbrado. El principio no fue fácil, pasar a un grande de Argentina fue un gran cambio. Más porque yo no venía de un grande de Uruguay, sino de Danubio. Me enfrenté con algo totalmente diferente, en un país que no tiene nada que ver con Uruguay. Y la presión es mucho mayor”, le contó Marcelo a Ovación.

“Adaptarme a la ciudad fue lo que más costó. Ya el cambio de Paysandú a Montevideo me había costado. Acá tengo una hora de viaje hasta Ezeiza, donde entrenamos. Y la vuelta, de tarde, es peor; demorás como una hora y media o una hora 45 minutos en llegar a tu casa por el tránsito”, agregó el sanducero, que viaja a diario con otro exdanubiano, Camilo Mayada, y se turnan para manejar un día cada uno.

Adaptarse al fútbol argentino le costó bastante menos que hacerlo a Buenos Aires, a pesar de una lesión (desgarro en uno de los isquiotibiales) que sufrió en octubre pasado jugando frente a Lanús por las semifinales de la Copa Libertadores, cuando ya se había quedado con la titularidad en el equipo de Marcelo Gallardo. “Ahora con la pretemporada me siento mucho mejor físicamente y también en lo anímico. Comparado con el fútbol uruguayo, el argentino es mucho más dinámico. Y también te enfrentás a otra clase de jugadores, muchos que vuelven de Europa. Por ejemplo, el otro día jugamos contra Tévez”, dijo refiriéndose al superclásico disputado en Mar del Plata, que ganó River 1 a 0.

“Fue impresionante, nunca pensé que me iba pasar. De verlo jugar en Manchester por la tele a jugar contra él, más en un River-Boca. Aunque no lo tuve que marcar mucho, ni nada”, relató quien suele cambiar camisetas, sobre todo con los rivales uruguayos, pero no lo hizo tras el primer clásico del año. Ni con Nández, con quien estuvo conversando, ni con Tévez. “Esa no se consigue todos los días. Je”.

A Saracchi le gusta mucho más irse al ataque que marcar. La posición que ocupa en el campo también fue un cambio para él. “Llegué ya como lateral. Me tuve que adaptar a marcar y traté de mejorar, porque yo en Danubio jugaba mucho de volante. Pero ahora, después de la pretemporada, me siento mucho mejor con ese tema”.

Justamente River mostró en el clásico de verano una mayor solidez defensiva, algo que buscaba el técnico Marcelo Gallardo. “Es un técnico que me ha ayudado mucho a mejorar. Trabaja mucho con los videos, para que sepas bien contra quién te va a tocar jugar y a quiénes vas a tener que marcar. Además, siempre está dándome para adelante. No sólo él sino todo el cuerpo técnico”. Un staff técnico al que ahora se sumó otro uruguayo, el profesor Marcelo Tulbovitz. “Ya somos unos cuantos uruguayos con Mayada, Mora y De la Cruz. Y ahora se sumó el ‘profe’ que es un crack, como profesional y persona. Estamos siempre hablando y nos aporta mucho”.

Los entrenamientos, mucho más dinámicos e intensos que en Uruguay, también fueron un cambio. “De repente son más cortos, pero mucho más dinámicos”, afirmó quien a pesar de la lesión que sufrió sumó en el equipo millonario 661 minutos. Disputó ocho partidos, siete de ellos como titular.

“Lo que quiero es tratar de rendir en lo personal, que es lo principal para darle mucho a lo grupal. Espero remontar en la Superliga y hacer una buena Copa Libertadores. Si eso pasa y tengo un buen rendimiento, van a aparecer los premios”, dijo ilusionado.

CELESTE. Uno de esos premios bien puede ser un llamado a la selección mayor. “Si uno hace las cosas bien y se da lo grupal, eso va a llegar solo. Va a ser un tema de recompensa, pero obviamente que todo jugador sueña con jugar en la selección. Me encantaría volver al Complejo Celeste, de donde tengo los mejores recuerdos. Es un ambiente muy lindo y uno siempre sueña con volver, más si es para la selección mayor. Pero me lo tomó con tranquilidad”.

Sabiendo que Tabárez considera a los futbolistas que hicieron el proceso de juveniles, Saracchi tiene un plus porque jugó en la Sub15, Sub 17 y Sub 20. “El maestro siempre apunta a los del proceso, lo ha demostrado en estos años. Eso me da cierta tranquilidad”, añadió.

Aunque extraña un poco a Danubio, el club donde jugó cinco años y que fue su familia desde que dejó su Paysandú natal, se siente muy cómodo en River. “No me puedo quejar. Je”, reconoció.

En realidad, la primera experiencia de Saracchi en Montevideo fue cuando vino a probarse a Peñarol. “Estuve con Néstor Goncalvez, para jugar en Preséptima. Iba a los campamentos y todo, pero un día fui a Danubio y me encantó el trato. Me gustó más, además pensé que iba a tener más oportunidades de jugar y de llegar a Primera en Danubio que en Peñarol. En un cuadro grande capaz que te estancás o vas a préstamo y esas cosas a un jugador lo hacen perder confianza. Opté por Danubio y fue una buena decisión”.

En ese momento se mudó a Montevideo. Tenía solo 13 años y pasó a vivir en un apartamento con otros futbolistas y con una señora que les cocinaba. “El primer tiempo en Montevideo fue difícil. No conocía nada y me costó bastante. Extrañaba a la familia, estar en casa con mi gente y mis amigos. Y ellos también me extrañaban a mí”, recordó quien pasó las vacaciones en Paysandú. “Fui solo un par de días a Punta del Este, pero la mayoría de las vacaciones las paso en casa con mi gente, donde me siento bien”.

ESTUDIOS. Hoy Saracchi vive en Palermo con su novia Luciana, sanducera como él. Ella lo acompañó cuando cruzó el río. “Acostumbrarme a Buenos Aires me costó menos que cuando me mudé de Paysandú a Montevideo, en gran parte por su apoyo. Tener alguien con quien hablar ayuda mucho. Además, ¡me cocina!”.

Ahora ambos jóvenes se preparan para retomar los estudios. “Queremos terminar el liceo en el colegio que tiene River”, dijo quien abandonó en tercer año y va a arrancar cuarto.

Es más, piensa aprovechar un plan en el que puede hacer los tres años que le faltan en uno y medio. Y lo hace on line, pero con apoyo de los profesores de River si le hace falta. Y además, rinde ahí mismo en el colegio los exámenes.

“Por ahora quiero terminar el liceo, después si veo algo que me gusta, seguiré estudiando”, manifestó el único varón de los cuatro hijos de los Saracchi, Marcelo y Natalia, quienes siempre le exigieron que estudiara.

“Si no me hubiera ido bien en el fútbol, capaz que estaba trabajando de carpintero con mi padre”, concluyó.

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