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Ignacio Fernández da lo que sea: priorizó la final por el casamiento de su hermana

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Foto: Marcelo Bonjour
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COPA LIBERTADORES

El joven, fanático de River Plate, hubiera pagado hasta 38.000 pesos por una entrada.

Ignacio Fernández nació hace 22 años en Argentina, pero es hijo de uruguayos. Su madre había cruzado el charco de niña y vivió 25 años allá. Cuando “Nacho” tenía tres años la familia emprendió el retorno. “Nadie entiende porque soy tan hincha de River, porque nadie en mi familia lo es. Por el lado de mi padre son todos hinchas de Nacional y por el de mi madre de Peñarol. Y a mis tíos en Argentina no les gusta mucho el fútbol”, intenta explicar el joven que eligió ver la primera final de la Libertadores aunque faltara al casamiento de su única hermana y que pagó 10.000 pesos por una entrada para la revancha en el Monumental.

“Acá me llevaban a ver a Nacional, al Parque que recién se había reinaugurado, me querían hacer hincha por obligación, pero a mí no me gustaba el fútbol uruguayo. No me entusiasmaba. Cuando yo era niño se miraba mucho el fútbol argentino y me gustaba un poquito más River. Le pregunté a mi padre, que es cero fútbol, de qué cuadro era en Argentina y me dijo que de River porque el año en que él llegó a Buenos Aires había empezado a jugar Francescoli. Luego, le pregunté lo mismo a mi primo, que en aquel momento era un poco mi ídolo y también me dijo River, entonces tomé la decisión de ser hincha de River. Y con los años la pasión se fue agrandando. Cada vez que venían mis familiares de allá me traían una camiseta, una taza, un llavero”, relata quien se fue haciendo fanático por decisión propia. “Acá mis amigos eran de Nacional y Peñarol y estaba esa puja constante entre ellos. Y yo de un día para el otro, me di cuenta que era fanático de River Plate”.

Su única hermana, Ana Inés, se casó el sábado 10 de noviembre, justo el día en que se iba a jugar la primera final de la Libertadores en la Bombonera. El partido comenzaba a las 17 horas y ella entraba a la iglesia Stella Maris una hora después. El partido se jugaba sólo con público local, “Nacho” tenía que verlo por televisión. “Hablé con mi hermana. Le dije que entendía lo importante que era su casamiento, y que uno no se casa todos los días, pero tampoco hay una final de la Libertadores entre River y Boca todos los días. Sé que era una ocasión única para ella, pero también lo era para mí. Fueron varios días de mucha puja”, admite.

“No podía verlo en mi casa, porque iba a llegar muy tarde al casamiento. Entonces, me quedé en un hotel cerca de la iglesia. Mi idea era ponerme el traje y correr a la iglesia en el entretiempo para verla entrar y regresar al hotel para ver el segundo tiempo. Como a las tres de la tarde me enteré que se suspendía por la lluvia. Mi madre apareció en el hotel y entró llorando a la habitación porque iba a poder estar. Mis padres estaban bastante mal, muy disgustados conmigo porque no iba a ir al casamiento de mi hermana. Cuando se suspendió me saqué una mochila de arriba. Todo el mundo me decía cómo había ligado”, cuenta el fanático millonario, quien terminó viendo el partido al otro día con un grupo de hinchas de la filial uruguaya. Unos 55 parciales del equipo de Gallardo.

“Antes los veíamos en bares, pero para estos partidos nos juntamos en la casa de alguno porque nos ponemos bastante espesos y gritamos mucho”.

MONUMENTAL. Para la revancha sabían que iba a ser muy difícil conseguir entradas desde afuera de Argentina, aún siendo socios del club en una categoría denominada “Somos River”. “Las entradas se ponen primero para la gente que tiene el abono ‘Tu lugar en el Monumental’ que son unas 45.000. Y después se ponían 10.000 para ‘Somos River’. Con tres amigos hicimos la cola virtual, pero el sistema colapsó. Después nos enteramos que hubo mucho negocio con las agencias y que Conmebol tenía 4.000 entradas de esa tribuna. Lamentablemente, tuvimos que terminar en la reventa. Las compramos por Internet, le giramos la plata”, cuenta el muchacho que pagó una entrada que costaba 3.000 pesos a 10.000. “No dudé en gastarlos, incluso yo me había puesto un tope de lo que estaba dispuesto a pagar bastante más alto: 38.000 pesos”, explicó quien gana bastante menos en la agencia marítima donde trabaja. “Quemaba los ahorros, no me importaba”.

“Nacho” reconoce que ser tan fanático le ha jugado más de una vez una mala pasada. “El domingo cuando me volvía en el barco, estuve replanteándome un par de cosas, la plata que gastás, o el riego que corrés con la policía, pero me duró diez minutos. No sé si no me voy a Doha si se juega ahí. Tengo que arreglar unos temitas de plata y días en el trabajo, pero la idea está latente. Yo tenía pensado, si River ganaba la Libertadores, ir al Mundial de clubes”.

Ignacio Fernández en el Monumental alentando a su querido River Plate.
Ignacio Fernández en el Monumental alentando a su querido River Plate.

Los mejores cuatro años y una novia, ¿que podría ser de Boca?

“Hoy me siento muy representado por este River, desde los dirigentes, pasando por Gallardo, que nunca vende humo y dice las cosas como son, y por el plantel. En cuatro años he visto a River ir a cualquier cancha de Sudamérica y hacerse fuerte, y ganar los clásicos. Son grandes dentro y fuera de la cancha. Es algo que excede el fútbol. Por eso hago tantas locuras”, dijo quien elige a Ponzio como su jugador preferido. “Vino en un momento bastante complicado del club y a base de trabajo y humildad se ganó un lugar. Es el capitán que nos representa al máximo”, agregó.

Se lamentaría mucho si no se jugara la final. “Creo que no le gustaría ni al hincha de Boca. Los partidos se ganan y se pierden en la cancha, más allá de las sanciones que deben existir. Lo que pasó se pudo haber evitado. Y si se elige Qatar es por intereses políticos y económicos”, manifestó quien no tiene novia. Y tiene claro que es difícil que alguien pueda bancar su fanatismo. “Soy consciente que esta locura es difícil de bancar. En mi familia me preguntaron hace un tiempo, hablando muy en serio, si yo podría tener una novia hincha de Boca. Y hasta el día de hoy me lo pregunto. A veces me gustaría que mi pasión no fuera tan grande, he tenido hasta problemas de salud, pero es algo que no puedo controlar”.

Revancha con reventa y palazos de la policía.

Aunque investigaron al vendedor por las redes sociales y todo parecía estar en regla, la reventa no terminó bien. Nunca les mandó la foto de las entradas como había quedado. “El sábado ya estábamos en Buenos Aires y nos mandó un mensaje que nos iba a buscar al hotel. Pero nunca apareció. Y no respondía los mensajes. Recién volvió a comunicarse el lunes, cuando ya había pasado todo. Nos dijo que había tenido un accidente cuando iba para el hotel y que había estado retenido todo el fin de semana. El sábado cuando nos dimos cuenta que las entradas no iban a aparecer nos empezamos a mover. Yo fui a la cancha a ver si conseguía algo, o si me podía meter en las corridas de hinchas que entran saltando el molinete. Lo había visto en otros partidos, estuve en la final de la Libertadores del 2015 y estaba dispuesto a hacerlo aunque me ligara algún palazo”.

“Nacho” estuvo en la esquina donde tuvo lugar el incidente con el ómnibus de Boca, pero antes que pasara el bus. Vio que el ambiente estaba muy pesado. “Siempre hay 200 o 300 policías porque es por donde entran siempre los visitantes y el punto más peligroso. Pero esa vez no había casi policías, estaban robando entradas y rompiendo autos. Un ambiente que no es normal en la cancha de River. Entonces, nos fuimos para un bar a unas cuadras para ver el partido y ahí nos enteramos horas después de todo”.

El domingo un amigo le consiguió una entrada y cuando iba a pasar el molinete para entrar a la tribuna se enteró de la suspensión.

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