ESPAÑA

El invicto del Barça, la Bota de Oro de Messi, la despedida de Iniesta y hasta motivos políticos mantienen encendida la vieja rivalidad.

Barcelona y Real Madrid se enfrentan hoy en una nueva edición del clásico español, que no tendrá ninguna consecuencia sobre la definición de la Liga, ya en manos del Barça, pero como suele ocurrir, sobran los motivos para que vuelva a ser un partido apasionante.

Para empezar, el dueño de casa tratará de repetir el triunfo de la primera rueda en el estadio Bernabeu, como consuelo de la eliminación en la Champions League, donde su adversario es finalista. Los visitantes, en tanto, trataran de quitarle el invicto al Barça en este torneo, que ya lleva 41 encuentros. Será además el último clásico de Iniesta, uno de los emblemas del equipo culé, que buscará convertir su despedida en algo inolvidable. Messi tratará de asegurarse dos trofeos personales, el Pichichi de la Liga y la Bota de Oro. Por otro lado, si Zidane no le da descanso a Cristiano Ronaldo, estarán en la cancha los tres máximos goleadores del certamen: Messi (32), Cristiano Ronaldo (24) y Luis Suárez (23).

También hay un elemento político, poderoso en Cataluña: será el primer clásico que se juegue en Barcelona desde que se agravó el tema del independentismo. El ambiente en el Camp Nou está muy politizado y es posible que haya alguna acción organizada por entidades independentistas ese día, especialmente porque se identifica al Real Madrid como un símbolo del centralismo de la capital española.