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Hora de cambiar: el "Polaco" Rivero se reinventa

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Rivero

HISTORIAS

El volante aprovechó la estabilidad que le brindó Defensor Sporting para estudiar y hoy se gana la vida con el entrenamiento funcional.

Claudio Rivero, el “Polaco”, se reinventó y hoy da clases de entrenamiento funcional. En realidad se dio cuenta que le apasiona la pedagogía. Ya tiene aprobadas las licencias C y B para ser entrenador y está a punto de finalizar la A, pero lo que más le gusta es trabajar con niños y jóvenes.

“Aproveché mientras estaba en Defensor Sporting, que es un club que te da tranquilidad desde el punto de vista económico porque cobrás siempre al día, para estudiar. Le debo mucho. Defensor fue para mí la estabilidad y lo que me permitió proyectarme para el futuro. Hice un curso de entrenamiento funcional y otro de kinesliología con profesionales del club”, contó el volante en un alto de su trabajo, que cumple en tres horarios diferentes todos los días.

Violeta
Violeta. Rivero jugó en Defensor Sporting dos temporadas: 2016-2018 y alli pudo estudiar. Foto: archio El País.

“Siempre quise hacer algo que tuviera que ver con el fútbol. Pero no sé si me gustaría trabajar en Primera, lo que quiero es transmitir valores y me veo más con los chicos. Si me dan a elegir me quedó con la pedagogía y trabajar con niños y adolescentes. Quiero volcar en ellos toda mi experiencia. Me encantaría trabajar en un club como Defensor Sporting, Fénix, o Wanderers, en clubes que se preocupen por el niño, por la parte humana. Obvio que si la tengo que remar lo haré, como he hecho siempre”, explicó.

“Que no quede todo librado a la lucha. Que es algo que por un lado está bueno, pero por otro no. Yo hice las inferiores en Huracán Buceo y después pase a Fénix, sé lo que es remarla”. Y puso un ejemplo de sus épocas de juvenil. “Me crié cerca del Borro, por Teniente Rinaldi y Mendoza. Un barrio complicado. Me tomaba el 102 para ir a Huracán. Me bajaba en 8 de Octubre y Pan de Azúcar y corría hasta la cancha. Corríamos por Isla de Gaspar para que no nos robaran. Pero igual creo que no quedó un juvenil al que no robaran”.

Rivero jugó el año pasado en Rentistas y logró el ascenso con los bichos colorados. Pero como a tantos otros futbolistas, no le cubrió el seguro de paro porque había estado en el club sólo cinco meses. “Hoy se me presentó esta oportunidad de entrenar y la aproveché porque desde enero que estoy sin ingresos. Más allá de algún ahorro que pueda tener y del trabajo de mi señora, que tiene una escuelita de gimnasia artística en el barrio. Ella ha mantenido la casa estos meses. Esto me permite cobrar las clases al momento. Realizan la actividad y me pagan”, reconoció.

Rivero
Profesor. Varios jugadores  ya han trabajado con él, entre ellos Gonzalo Carneiro cuando estaba suspendido. Foto: Francisco Flores.

“Con el entrenamiento funcional se trabajan todas las áreas del cuerpo. La fuerza, lo aeróbico, la coordinación. Cuando vienen jugadores o gente con una buena historia deportiva se le exige más con trabajos de resistencia y velocidad. Cuando es alguien con menos historia deportiva nos dedicamos más a lo aeróbico. Es lo que tiene el entrenamiento funcional se adapta a la historia deportiva de cada persona. Es algo que me gusta y me permite sumar para la casa”.

AFUERA. Hoy tiene 35 años y 15 de carrera profesional sobre sus hombros. Salió varias veces al exterior: jugó en Israel, Chile, Grecia, Perú, Ecuador y Colombia. Reconoce que sus mejores momentos fueron en Cienciano de Perú en 2014, pero no siempre le fue bien desde el punto de vista económico. “Lo mejor que hice fue comprarle una casa a mi madre. Y haber ayudado a mi hermana, que tiene cuatro hijos, para que no perdiera su casa. La ayudé para que no la desalojaran. Son cosas que te dan una gran satisfacción. Hoy yo sigo pagando alquiler. Tengo mi vehículo y no me falta nada, pero la peleo día a día. Y sé que si en algún momento no llego a poder pagar el alquiler le golpeo a mi hermana y tengo un lugar en el fondo de su casa”, relató.

Aún le deben dinero del 2015 en Deportivo Quito: estuvo seis meses en Ecuador, pero cobró solo tres. Lo reclamó en FIFA pero sabe que esas cosas demoran. “Para que te paguen los equipos deben estar jugando en Primera y hoy Deportivo Quito está en amateur. Y yo tengo un colchón económico que me permita quedarme en mi casa esperando tranquilo”.

Nunca se manejó con representante y eso en algunos casos pudo haberle jugado en contra. “Tuve la mala suerte de haber jugado tanto y que me hayan pagado tan poco. Que me hayan jodido por no tener representante. A mí me contactaban y me hacían una propuesta, pero nada más. A Grecia, por ejemplo, viajé solo en un avión y cuando llegue allá me estaba esperando un italiano, al que le tenía que dar la mitad de mi primer sueldo. Lo hice y nunca más lo vi. Después supuestamente era todo para mí, pero nunca más me pagaron. Y eso que el club era el Panionios, donde habían jugado el ‘Chino’ Recoba y el ‘Lolo’ Estoyanoff. Pero cuando yo estuve, en el 2013, no había un peso. Allá iba a cobrar 3.000 euros que eran 120.000 pesos y acá de repente cobraba 50, entonces ni lo pensás y te vas”.

DE CERO. A fines del año pasado terminó su contrato con Rentistas y no se lo renovaron. “La Sociedad Anónima que maneja al club trae a sus jugadores, jóvenes obviamente, y cuando no tenés representante y no sos negocio para el club, quedás afuera. Me fui muy bien, me agradecieron y me pagaron todo. A ‘Romario’ Acuña le pasó lo mismo y eso que es el goleador histórico del club. Fue una barrida fuerte”.

Tuvo ofertas de varios equipos de la B, pero no lo conformaron. “Te ofrecen el sueldo mínimo de Segunda Profesional que poco más te lo gastás para ir a entrenar. Es como que te tiraran para atrás todos los años de fútbol que tenés y te preguntás si a esta altura tenés que empezar otra vez de cero. Y no es que yo no jugué en Rentistas. Lo hice hasta la final. Venía de conseguir el ascenso. Te quieren, pero a la hora de arreglar, no te valoran”, se lamentó.

Entrenando
Entrenanado. El "Polaco" trabaja en tres horarios diferentes todos los días. Foto: Francisco Flores.

Ahora jugará en el interior. Arregló con Universal de San José, lo que le permitirá seguir trabajando como entrenador. “Se practica de noche porque los jugadores trabajan todos y solo dos veces por semana. Entonces me queda mucho tiempo libre. Se portaron muy bien, ya me pagaron y todavía no pise nunca la cancha”, finalizó el “Polaco”.

El apodo se lo puso Pablo Repetto en Fénix. Y le quedó para siempre. El “Polaco” fue inteligente y supo reinventarse para poder ganarse la vida.

Fenix
Fénix. Llegó al equipo de Capurro desde Huracán Buceo y allí debutó en Primera de la mano de Pablo Repetto. Foto: archivo El País.

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