UNA GAMBETA

EDWARD PIÑÓN

Parece ser que por estos tiempos hay mucha gente que no reflexiona. Alguien le tira una idea y de inmediato la aprovecha por el impacto que la misma puede generar, quizás para sacar un rédito especial. Para que quede bien claro: Óscar Tabárez ha hecho mucho por la Selección uruguaya de fútbol, es incuestionable, pero de ahí a inmortalizarlo con una estatua en la explanada de la Intendencia hay un salto demasiado grande que, entre otras cosas, sería injusto con hombres que construyeron la historia de la Celeste.

¿Qué lugar se merecerían tener José Nasazzi, Obdulio Varela o Juan López? Y si pasáramos a otros deportes, ¿no sería bueno inmortalizar a Atilio Francois, Dogomar Martínez, César Bernal y Néstor Iroldi? Y son simples ejemplos.

Y, ya que estamos, lo ideal no sería que consulten con expertos en el desarrollo de espacios públicos y, por ejemplo, creen un paseo donde se recuerde la grandeza de artistas como Ricardo Espalter, Enrique Almada, China Zorrilla, Juan Verdaguer y tantos otros. En fin. Tiene gran valor que Tabárez continúe su trabajo en la Celeste, pero una estatua es un homenaje muy grande.