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15 historias de los 15 títulos de Uruguay

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Luis Suárez celebra el título de Uruguay en la Copa América de Argentina 2011. Foto: AFP

COPA AMÉRICA

Uruguay tiene el récord de títulos continentales: desde 1916 a 2011, en casa o afuera, en campañas que vale la pena recordar.

1916

Los celestes, primeros campeones de América

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Isabelino Gradín.

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El centenario de la independencia argentina ambientó un torneo internacional en julio de 1916 en Buenos Aires, al que acudieron Uruguay, Brasil y Chile. Se jugó en la cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, en Palermo. Y si bien todavía no existía la Conmebol, ni se puso en juego el actual trofeo de la Copa América, fue considerado ya entonces como un verdadero Campeonato Sudamericano.

Uruguay se consagró campeón tras vencer Chile por 4 a 0 y a Brasil por 2 a 1, y empatar sin goles con Argentina. Como Argentina no habían podido superar a Brasil, Uruguay tuvo un punto más en la tabla.

Un diario chileno denunció que Uruguay jugaba con u201cdos profesionales africanosu201d, en referencia a los morenos Juan Delgado e Isabelino Gradín, muy criollos ambos. La delegación trasandina pidió disculpas.

El partido decisivo con los argentinos despertó tanta expectativa que la cancha de GEBA desbordó de público. Ello obligó a suspender el encuentro pocos minutos después de comenzado. Algunos espectadores comenzaron a protestar y entonces se desató un incendio en las tribunas. Los 90 minutos se completaron al otro día, en la cancha de Racing, y consagraron el primer título continental del fútbol uruguayo.

1917

Otro título, esta vez en casa y con la copa en juego

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Un encuentro de la Copa América en el Parque Pereira.
Un encuentro de la Copa América en el Parque Pereira.

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El éxito de Buenos Aires 1916 determinó el nacimiento de la Conmebol, aunque todos la llamaban por su nombre completo Confederación Sudamericana de Fútbol, y el establecimiento de la Copa América como un torneo fijo en el calendario continental, desafiando las distancias entre los países, que entonces parecían mucho mayores.

Además, se compró el trofeo en una tienda porteña. Al año siguiente se puso en juego en Montevideo, en un estadio de madera construido especialmente para la ocasión en el Parque Pereira.

Uruguay volvió a dominar la competencia, goleando a Chile y Brasil por 4-0 y superando a Argentina con un gol de Héctor Scarone. Fue la consagración internacional de quien entonces era conocido como el menor de los Scarone y pronto adquiriría fama mundial.

Faltando 20 minutos del encuentro contra los argentinos, el arquero Cayetano Saporiti tuvo que retirarse lesionado. Como no se admitía el cambio de jugadores, ni siquiera por lesión, su lugar fue ocupado por el zaguero Manuel Varela. Argentina ofreció retirar uno de sus futbolistas para equilibrar, pero el capitán Jorge Pacheco se negó. Y Varela logró mantener el arco invicto.

1920

Nueva conquista y un récord: ¡6-0 a Brasil!

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Jose Piendibene
Jose Piendibene

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Hubo un tiempo en que Uruguay goleaba a Brasil por seis goles en una competencia oficial: ocurrió en el Sudamericano de 1920 en el Sporting Club de Viña del Mar. Y anticipó una nueva conquista continental celeste.

Estaba claro quién era entonces la gran potencia continental: sobre cuatro sudamericanos jugados hasta entonces, Uruguay había ganado tres.

Como ocurría en aquellos tiempos, el torneo se disputó entre cuatro equipos: Chile, Argentina, Brasil y Uruguay. Se debutó ante Argentina, con un empate a uno. El gol fue de José Piendibene, que se encontraba en el apogeo de su fama. Esa tarde, el arquero celeste Juan Legnazzi le atajó un penal a Pedro Calomino.

Después vino el 6-0 sobre Brasil: convirtieron Romano tres veces, José Pérez (dos) y Antonio Urdinarán. Fue la peor derrota de un seleccionado brasileño en su historia hasta el 7-1 a manos de Alemania en la semifinal del Mundial 2014.

Uruguay logró el título con un apretado triunfo por 2-1 sobre los anfitriones, con goles de José Pérez y Romano.

El equipo formó ese día con Legnazzi, Antonio Urdinarán, Alfredo Foglino, Andrés Ravera, Alfredo Zibechi, Pascual Ruotta, Pascual Somma, Pérez, Piendibene, Romano y Antonio Campolo.

1923

La promesa de concurrir a los Juegos Olímpicos

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José Nasazzi
José Nasazzi

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En pleno cisma del fútbol uruguayo, la Asociación organizó la Copa América de 1924 en el Parque Central. El directivo asociacionista y prócer de Nacional Atilio Narancio prometió a los jugadores que si obtenían el título viajarían a disputar los Juegos Olímpicos de París el año siguiente.

El plantel fue ampliamente renovado por decisión de los dirigentes, pues entonces la función de entrenador era absolutamente marginal. Y junto a los consagrados Héctor Scarone y Ángel Romano aparecieron jóvenes promesas como José Nasazzi, Pedro Cea o Pedro Petrone, algunos de ellos en nuevos puestos. En su momento, tantos cambios provocaron polémicas; pronto se comprobaría el acierto de los dirigentes.

Uruguay ganó los tres partidos (2-0 a Paraguay, 2-1 a Brasil y 2-0 a Argentina). Perucho Petrone, que tres meses antes era arquero en el Charley, hizo un gol por encuentro y revolucionó la forma de jugar del equipo con su enorme potencia.

El equipo que venció el clásico rioplatense fue el siguiente: Pedro Casella, Nasazzi, Fermín Uriarte, José Leandro Andrade, José Vidal, Alfredo Ghierra, Ladislao Pérez, Scarone, Petrone, Cea y Pascual Somma. Un grupo grande de u201chistóricosu201d.

1924

En el Parque, confirmación del oro de Colombes

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Ángel Romano
Ángel Romano

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Como en 1923, la Copa América de 1924 se jugó en el Parque Central. La entidad organizadora, sin embargo, fue la Liga Paraguaya, que al no disponer de un escenario a la altura del acontecimiento decidió jugarlo en Montevideo.

Gracias a las excelentes recaudaciones obtenidas, los paraguayos construyeron un estadio al que denominaron Uruguay. Luego pasó a ser llamado Puerto Sajonia y hoy es el Defensores del Chaco.

Uruguay era el campeón olímpico, un éxito que provocó una explosión de entusiasmo en el público local y aseguró esas recaudaciones.

Con la base de Colombes, se retuvo el título sin mayores contratiempos. Los primeros triunfos fueron contra Chile (5-0) y Paraguay (3-1). Argentina, mientras tanto, empató sin goles en su debut ante Paraguay, con lo cual los celestes le sacaron de arranque un punto de ventaja al rival habitual de aquellos tiempos.

En la última fecha, el empate ante los argentinos alcanzaba para ser campeones. Uruguay dominó ampliamente, sometió a un continuo asedio al arco rival, pero allí estaba Américo Tesoriere, que con sus atajadas evitó la derrota de su equipo. Al final del encuentro el arquero de Boca fue tan aclamado como los campeones e hizo nacer su propia leyenda en su país.

1926

Más allá de los Andes volvieron a ser campeones

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Héctor Castro
Héctor Castro

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u201cUruguayos campeonesu201d, la emblemática canción de Omar Odriozola, conoció a lo largo del tiempo algunas variantes en su letra, a medida que los celestes sumaban títulos por las canchas del mundo. Pero la versión original dice: Los clarines que dieron las dianas en Colombes, más allá de los Andes volvieron a sonar. Se refieren a la conquista del Sudamericano de 1926 en Los Campos de Sport de Nuñoa, en el sitio donde hoy se levanta el Estadio Nacional de Santiago de Chile.

Uruguay tenía que ratificar su condición de campeón olímpico, lo cual provocó admiración en el público pero dura resistencia por parte de los rivales chilenos en el primer encuentro. Al final se ganó por 3 a 1, con goles de René Borjas, Héctor Cástro y Héctor Scarone.

En la segunda fecha, anticipadamente de acuerdo al fixture acostumbrado en la Copa América, tocó enfrentar a Argentina. El triunfo por 2 a 0, con goles de René Borjas y Castro, prácticamente definió el título, pues los dos encuentros que restaban se resolvieron con goleadas: 6-0 a Bolivia y 6-1 a Paraguay.

Scarone le hizo cinco a los bolivianos, para convertirse hasta hoy en el mayor anotador celeste en un solo partido.

En total, Uruguay hizo 17 goles y recibió apenas dos: otra campaña para celebrar.

1935

Cuando la "garra celeste" se vistió de rojo en Lima

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Las controversias con los argentinos después de la final del Mundial de 1930 paralizaron durante cinco años la Copa América: tanto era el poder de los rivales del Plata. Pero la convocatoria peruana para un Sudamericano Extra en Santa Beatriz (Lima) rompió ese bloqueo. Claro que para u201colvidaru201d los rencores, Uruguay jugó con camiseta roja y Argentina de blanco.

La delegación partió en el vapor de la carrera a Buenos Aires en Nochebuena; atravesó Argentina en tren, cruzó los Andes, tomó un barco en Valparaíso, hizo escalas en Antofagasta e Iquique y desembarcó en El Callao. De ahí a Lima en tranvía, para arribar el 2 de enero. Viajó un equipo joven, con solo cuatro veteranos del Mundial: Enrique Ballestrero, José Nasazzi, Lorenzo Fernández y Héctor Castro.

Argentina era favorita y los resultados iniciales del torneo parecieron confirmarlo, pues goleó a Perú y Chile mientras Uruguay vencía dificultosamente. Sin embargo, los celestes de rojo se impusieron claramente en el clásico (3-0: Alberto Taboada, Castro y Aníbal Ciocca) y se quedó con el título.

Se afirma que entonces nació la expresión u201cgarra celesteu201d para referirse a un factor más allá de lo técnico que permitía superar teóricas desventajas para alcanzar el triunfo.

1942

Primer título festejado en el Estadio Centenario

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Bibiano Zapirain
Bibiano Zapirain

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El fútbol argentino vivió su mejor momento en la década de 1940, cuando conquistó los Sudamericanos de 1941, 1945, 1946 y 1947. El único torneo que se les escapó fue el de 1942, no casualmente en Montevideo.

Aquel torneo fue el primer gran acontecimiento que recibió el Centenario luego del Mundial de 1930 y por supuesto, su primera Copa América. Hubo fútbol nocturno en Montevideo mientras buena parte del mundo se desangraba en la Segunda Guerra Mundial.

El técnico fue el olímpico Pedro Cea, que armó su equipo en base al Nacional que dominaba los torneos locales por entonces. El ataque, por ejemplo, lo formaron Luis Ernesto Castro, Aníbal Ciocca, Roberto Porta y Bibiano Zapirain, con Severino Varela en lugar del argentino Atilio García,.

Se venció con amplitud a Chile (6-1), Ecuador (7-0) y Chile (3-0) mientras que un tanto de Severino -el mayor goleador histórico uruguayo en la Copa América- permitió derrotar a Brasil. Y ante Argentina, la última noche, el gol de Zapirain en el arco de la Colombes le dio el título a Uruguay. La tradición de ganar en casa seguía intacta.

1956

Otra vez el duelo contra los argentinos

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El equipo que salió a la cancha en la final.
El equipo que salió a la cancha en la final.

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Con seis años de atraso, la Asociación Uruguaya de Fútbol festejó su cincuentenario en el verano de 1956 con un Sudamericano Extra. Para la ocasión fue ampliado el Estadio Centenario, con la construcción de los últimos tramos en las tribunas Amsterdam y Colombes, y además se instaló una nueva red lumínica.

La Celeste, dirigida por Hugo Bagnulo, con Alberto Langlade como preparador físico y Pedro Cea como colaborador, tuvo además un dirigente, Ignacio Bazzano, en el papel de u201cseleccionador único.

El equipo mostró momentos de buen fútbol, apoyado en el talento de Javier Ambrois y Oscar Míguez, más la velocidad de Carlos Borges y Walter Roque y la potencia de Guillermo Escalada en la ofensiva.

Hubo claros triunfos sobre Perú y Paraguay, pero también se transpiró mucho para ganarle a Chile: lo definió Borges con un gol olímpico. Los trasandinos terminarían siendo subcampeones. Contra Brasil, en el penúltimo encuentro, se empató sin goles.

El partido decisivo, como era habitual, fue el último, contra Argentina. Y se ganó con un gol de Ambrois en el arco de la Colombes. Los argentinos se quejaron del juego recio del zaguero de origen lituano Ladislao Brazionis.

1959

El volver a vivir del fútbol uruguayo en Guayaquil

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José Sacía
José Sasía

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El fútbol uruguayo estaba golpeado en aquel 1959: tras la traumática eliminación del Mundial de Suecia, la Copa América de Buenos Aires de marzo-abril del 59 trajo más derrotas, polémicas e incluso una pelea campal contra los brasileños.

En eso estaba el ambiente futbolero cuando Ecuador organizó a fines de ese año un Sudamericano Extra para inaugurar el estadio Modelo de Guayaquil. El seleccionado se preparó mal y de apuro, y para colmo Peñarol negó a sus jugadores. Juan Carlos Corazo recibió ese hierro caliente.

Pero las cosas funcionaron a la perfección en Guayaquil. Se le ganó a Brasil por 3 a 0, aunque no era el mejor equipo que podían presentar los porteños. En cambio, Argentina fue con lo mejor y fue goleada por los celestes, nada menos que 5 a 0, con goles de Alcides Silveira (2), Mario Bergara, José Sasía y Vladas Douksas. Los uruguayos tuvieron que dar la vuelta olímpica a pedido del público local, pese a que todavía no eran matemáticamente campeones.

Al final, se logró el título en carácter de invicto, con un solo gol en contra en el arco de Roberto Sosa.

La delegación llegó a Carrasco a las tres y media de la mañana de Navidad: para sorpresa de todos, estaba lleno de hinchas para recibirlos.

1967

El bendito arco de la tribuna Colombes

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Pedro Virgilio Rocha.
Pedro Virgilio Rocha.

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La creación de la Copa Libertadores impactó negativamente en la vieja Copa América: después de la edición 1967 en Montevideo, no volvería a disputarse hasta 1975, y con otro formato. Poco público asistió a este torneo, con excepción del decisivo Uruguay-Argentina.

Las presiones de los clubes grandes, más interesados en su propio calendario internacional, determinaron que pocos futbolistas de Nacional y Peñarol integraran el plantel celeste en aquel 1967. También hubo problemas para designar al técnico, hasta que aceptó Juan Carlos Nino Corazo.

Pese a que el equipo no brilló en aquel verano, superó con claridad a casi todos sus rivales (cuatro goles a Bolivia, cuatro a Venezuela, dos a Paraguay) pero empató con Chile. Por eso, cuando llegó el último partido, frente a Argentina como mandaba la tradición, era necesario ganar para alcanzar el título, pues los vecinos del Plata habían vencido en todas sus presentaciones.

Y como siguió ordenando la tradición, Uruguay ganó 1 a 0, con gol de Pedro Rocha en el arco de la Colombes. Resultó un partido duro, los argentinos se quejaron de las faltas contra sus delanteros, pero eso también formó siempre parte de la historia de la Copa América.

1983

Bahía: el cabezazo triunfal del más chiquito

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Uruguay ante Brasil en la Copa América 1983
Uruguay ante Brasil en la Copa América 1983

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Desde 1975, la Copa se jugaba por todo el continente. Y en aquel 1983, Uruguay debió presentarse en Santiago, Caracas, Lima y Salvador de Bahía, además de Montevideo por supuesto, para reconquistar el trofeo.

Luego de años de crisis, la Celeste se estaba reconstruyendo con figuras surgidas de seleccionados juveniles campeones sudamericanos. El técnico era el locuaz, informado y controvertido Omar Borrás.

Se arrancó bien, venciendo a Chile 2-1 y Venezuela 3-0 en el Centenario, pero en este partido resultó fracturado Fernando Morena, lo cual golpeó al grupo. Chile ganó la revancha en Santiago y parecía listo para clasificarse en el grupo, pero no pudo con Venezuela en Caracas, lo cual le dió el pasaje a Uruguay, que ya había completado el fixture.

Por la semifinal, se venció a Perú en Lima y se empató en Montevideo. Y todo quedó listo para las finales con Brasil.

Uruguay venció 2-0 en Montevideo, con espléndidos goles de Enzo Francescoli y Víctor Diogo.

Brasil se imponía en Bahía, pero a poco del final, Venancio Ramos hizo una gran jugada, lanzó el centro y el Pato Aguilera le ganó en su salto a los corpulentos zagueros verdeamarillos: ese gol le dio el título a Uruguay.

1987

La vuelta en las narices del campeón del mundo

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Uruguay campeón de América en Argentina.
Uruguay campeón de América en Argentina.

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Nuevo formato para el viejo torneo: en 1987 se volvió a la sede única, que fue Argentina, con nueve participantes divididos en tres grupos de tres, y Uruguay directo en la semifinal como campeón vigente.

Ese reglamento facilitó el camino celeste, aunque nada vino de regalo: se debutó en el estadio Monumental ante los argentinos, que un año antes habían ganado la Copa del Mundo con un Diego Maradona en estadio de gracia. En cambio, Uruguay venía golpeado por su actuación en ese Mundial y, de hecho, hubo muchas caras nuevas en su plantel. La dirección técnica fue confiada a Roberto Fleitas, pero hubo escaso tiempo para prepararse.

Pese a todo, ganó Uruguay: un estricto control sobre Maradona, una compacta defensa y un contragolpe letal de Antonio Alzamendi le dieron el triunfo.

La final fue contra Chile, que sorpresivamente le había hecho cuatro goles a Brasil. Uruguay fue superior al comienzo, pero Chile jugó demasiado fuerte. Enzo Francescoli fue expulsado por reaccionar.

El partido se decidió con un gol de Pablo Bengoechea. Dos partidos, dos goles, dos victorias. Y el Chueco Perdomo levantó la Copa América ante miles de compatriotas en el Monumental.

1995

Por penales, la tradición de ganar en casa se mantuvo

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Enzo Francescoli junto al trofeo de la Copa América 1995
Enzo Francescoli junto al trofeo de la Copa América 1995

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A partir de 1989, la Copa América se amplió, pues la Conmebol decidió invitar a seleccionados de fuera de América del Sur e incluso de otros continentes. Por eso, cuando a Uruguay le tocó organizar la edición 1995, además de los nueve países sudamericanos estuvieron México y EE.UU.

El crecimiento del torneo obligó a disputarla en más estadios que el Centenario: se reformaron los escenarios de Rivera, Paysandú y Maldonado para recibir partidos.

Mientras tanto, la Selección había sido confiada a Héctor Núñez, que trató de cerrar las heridas que había producido la eliminación del Mundial de 1994. Y en esa instancia, con su estaño criollo y su gracejo español, lo consiguió.

El equipo avanzó sin brillo pero con solidez, dejando atrás a Venezuela, Paraguay, México, Bolivia y Colombia. Y en la final enfrentó a Brasil, consagrado campeón mundial un año antes.

Se empezó perdiendo, pero lo empató Pablo Bengoechea, con un tiro libre de su estilo, que dejó parado al arquero Taffarel... en el arco de la Colombes. Como la igualdad persistió, fue necesario ir a los penales. Convirtieron Francescoli, Bengoechea, Herrera, Gutiérrez y Martínez. Alvez atajó el remate de Tulio. Y Francescoli mostró la copa al Centenario.

2011

De Sudáfrica a Buenos Aires, una ráfaga celeste

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Luis Suárez festejando con Diego Forlán un gol suyo en la Copa América 2011
Luis Suárez festejando con Diego Forlán un gol suyo en la Copa América 2011

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Todavía se festejaba el cuarto puesto de Sudáfrica 2010 cuando llegó otra explosión de alegría, con la conquista de la Copa América 2011 en Buenos Aires.

El grupo de Óscar Tabárez fue casi idéntico al de la Copa del Mundo anterior, pero con la experiencia y la confianza de esa campaña. Sin embargo, el comienzo en Argentina tuvo algunas dudas, con los empates ante Perú y Chile. Se logró pasar el grupo con una escasa victoria sobre México.

Y el rival inmediato, ya en cuartos de final, fue Argentina en Santa Fe. Claro que en una fecha augural para los celestes: el 16 de julio. Uruguay se puso en ventaja con gol del Ruso Pérez, aunque este resultó tempranamente expulsado. Argentina llegó a empatar, pero no logró doblegar a los 10 celestes en lo que quedaba de los 90 más el alargue. Fueron a los penales y los uruguayos convirtieron todos; Muslera atajó el de Tévez y así quedaron afuera los dueños de casa.

La semifinal se superó sin contratiempos ante Perú. Y la final puso enfrente a un Paraguay que había llegado sin ganar un partido en todo el torneo. Los celestes tuvieron un comienzo arrasador y prácticamente definieron todo con goles de Suárez y Forlán. Sobre el final, otro de Forlán puso el broche a la fiesta para miles de uruguayos en el Monumental.

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