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Historias de aquellos que pasaron de la cancha al banco

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Foto: Archivo El País

FÚTBOL

Como Marcelo Gallardo antes y Diego Forlán ahora, hay varios casos de futbolistas que enseguida se convirtieron en técnicos.

Diego Forlán fue confirmado como nuevo técnico de Peñarol días antes de su fiesta de despedida como futbolista, si bien hace algún tiempo que no juega oficialmente. Representa así un nuevo ejemplo del jugador que se convierte inmediatamente en entrenador: el que cuelga definitivamente los botines en algún lugar del vestuario pero enseguida toma el buzo del DT.

Curiosamente, el nuevo técnico de Nacional también representó en su momento un ejemplo de ese cambio drástico de papeles. En junio de 2015, con 37 años y todavía seis meses de contrato, Gustavo Munúa decidió retirarse para asumir la dirección técnica tricolor.

Diego Forlan asume como técnico de Peñarol. Foto: Gerardo Pérez
Diego Forlan asume como técnico de Peñarol. Foto: Gerardo Pérez

No es la situación más frecuente, pues a menudo los jugadores esperan a retirarse para realizar el curso de entrenador. Otras veces buscan alejarse de las presiones de un ambiente exigente, pero al tiempo la pasión los vuelve a acercar al fútbol.

Existen otros ejemplos de jugadores reconvertidos en técnicos apenas retirados, aunque para empezar eligieron planteles de divisiones menores para ir ganando experiencia.

Gustavo Munúa
Foto: Archivo El País.

El caso más citado entre los que cambiaron enseguida de oficio es el de Marcelo Gallardo. Incluso fue seguramente uno de los profesionales que realizó más rápidamente esa transición. El 12 de junio de 2011, el “Muñeco” disputó a los 35 años su último partido, la semifinal del Uruguayo 2010-2011 que Nacional le ganó a Defensor Sporting. Al iniciarse aquella temporada había sufrido una seria lesión que afectó su continuidad en la cancha. El 29 de ese mismo mes de junio, el tricolor lo confirmó como nuevo técnico, en reemplazo de Juan Ramón Carrasco.

Sus aptitudes como entrenador ya venían siendo observadas en el club, por lo cual fue una apuesta sobre seguro. Un año más tarde, Gallardo volvía a consagrarse campeón uruguayo, y así logró coronarse en las dos funciones en forma inmediata.

Una situación con cierto parecido a la de Gallardo fue la de Luis Cubilla, aunque su doble éxito se registró en la misma temporada y con camisetas diferentes. En julio de 1976, el puntero sanducero fue campeón uruguayo con Defensor. Ese mismo día se retiró del fútbol. Poco después, Nacional quedó sin técnico, al pasar Juan Eduardo Hohberg a dirigir la Selección uruguaya. Y sus dirigentes fueron por Cubilla. En ese nuevo cargo conquistó en noviembre de 1976 la Liga Mayor, segundo certamen de la temporada en aquel tiempo.

Santiago Ostolaza también tuvo la oportunidad de dirigir a sus excompañeros, aunque con un paréntesis de un año. Su última campaña como jugador fue con Wanderers en el Campeonato de la “B” de 2000, cuando el club logró el ascenso. La temporada siguiente dirigió a River Plate. Y en 2002 volvió a Wanderers como entrenador, por lo cual coincidió con varios futbolistas con los cuales antes había compartido vestuario.

Santiago Ostolaza

Fernando Morena tuvo dos retiros como jugador. Se despidió al final de la Liguilla de 1984, pero luego regresó para defender a Peñarol en la Copa Libertadores de 1986. Tras esta breve experiencia, colgó definitivamente sus zapatos de fútbol. Y en 1987 pasó a dirigir a River Plate, su primer club profesional.

Diego Alonso se retiró como futbolista al finalizar la temporada 2010-2011, cuando con Peñarol alcanzó la final de la Copa Libertadores. Enseguida tuvo la oferta de Bella Vista, el club que lo lanzó a la fama, para que dirigiera a su primer equipo.

Diego Alonso durante su etapa en Monterrey de México. Foto: AFP
Diego Alonso durante su etapa en Monterrey de México. Foto: AFP

Julio César Antúñez dejó de jugar con solo 29 años, una edad en la cual para la mayoría de los futbolistas queda una largo trecho de carrera. Lo hizo defendiendo a Liverpool en 1986. Y el año siguiente ya estaba dirigiendo la primera del negriazul.

Martín Lasarte también pasó de jugador a técnico de Rampla Juniors entre 1996 y 1997. Seguramente siguió sintiéndose futbolista durante algún tiempo, porque ese último año protagonizó un episodio jocoso cuando le tocó enfrentarse a Peñarol, dirigido entonces por Gregorio Pérez.

Durante todo el partido, Lasarte no dejó de correr del otro lado de la línea demarcatoria de la cancha, como si se sintiera obligado a participar del juego. “No vas a durar mucho como técnico si hacés eso. Vos tenés que dar indicaciones y nada más”, le comentó Gregorio, gran amigo de Martín.

Martín Lasarte el domingo en el partido de Nacional. Foto: Francisco Flores
Martín Lasarte el domingo en el partido de Nacional. Foto: Francisco Flores

El doble empleo de jugador y entrenador.

Un caso emblemático del “doble empleo” como jugador y al mismo tiempo entrenador, una forma de rápida transición entre las dos funciones, es el de Juan Ramón Carrasco, que culminó su larga trayectoria dentro de la cancha en el Rocha Fútbol Club entre 2000 y 2002, al mismo tiempo que dirigía al equipo del otro lado de la raya, comienzo de otra carrera destacada.

Eso motivó que alguna vez, ante una mala tarde, un hincha rochense le gritara: “¡Quítate tú, Juan Ramón!”, con la especial forma de hablar de los habitantes de aquel departamento.

Pero no era el primer caso. Allá por 1955, Roque Máspoli cumplía sus últimos partidos en el arco de Peñarol mientras se iniciaba como su entrenador, en dupla con un flamante exfutbolista, Obdulio Varela.

Otra gloria aurinegra, Juan Eduardo Hohberg, se retiró como futbolista en el Cúcuta de Colombia en 1961 y enseguida debutó como su técnico. Seis años después, dirigiendo a Racing ya con 40 años, se le ocurrió volver a jugar y estuvo frente a Fénix en un encuentro por el Campeonato Uruguayo 1967.

Esta solución no es habitual en el fútbol, aunque se registraron varios casos. Quizás el más exitoso fue el del italiano Gianluca Vialli en el Chelsea. Era una de las figuras del equipo cuando sorpresivamente lo nombraron como DT. Pero estuvo a la altura del cargo y consiguió tres títulos.

Curiosamente, fue la segunda experiencia de ese tipo en el club londinense, pues dos años antes el holandés Ruud Gullit fue elegido como técnico de sus propios compañeros y permaneció dos años en el cargo.

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