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Historia de un fracaso

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Las imágenes de Uruguay-Venezuela. Foto: EFE
KENA BETANCUR

La falta de gol, la escasa creación, y la mala liga, jugaron contra la Celeste.

Fueron tres segundos interminables. Para unos porque se les podía escapar la victoria y para otros porque podía caer el empate y el punto que permitiera continuar con vida en la Copa América Centenario. En el box de prensa se hizo un gran silencio que pareció apoderarse de todo el estadio Lincoln Financial Field.

Edinson Cavani tomó la pelota, amagó a rematar, hizo un enganche hacia el medio y solo le quedaba el arquero Hernández por delante. Incluso éste estaba lejos, por lo que no le iba a achicar el ángulo de tiro. Era tocarla contra el palo y eso buscó el "Matador". Nadie siquiera respiraba. Todos esperábamos el desenlace de la jugada. Los uruguayos listos para gritar gol y los venezolanos a la espera de un milagro. Y fue esto último.

El salteño falló por centímetros la definición cuando el reloj ya marcaba el minuto 89 y allí terminaron los sueños de Uruguay de seguir su viaje hasta cuartos de final. Esa jugada selló la derrota. Una derrota impensada, por cierto.

Sin miedo.

No hay que tener miedo a decirlo: fue fracaso, porque nadie esperaba que en un grupo en el que estaba México como gran rival, pero que completaban Venezuela y Jamaica (con todo el respeto que se merecen) la Celeste quedara eliminada ya en el segundo partido.

Si dolió el 1-3 del debut ante los aztecas, mucho más lo hizo este 1-0 ante la vinotinto, pues en definitiva fue un choque entre el primero de las Eliminatorias y el último. Era un partido ganable.

El fútbol tiene eso maravilloso de que el más débil puede bajar al más poderoso (si lo sabremos nosotros los uruguayos) y quedó demostrado una vez más. No pareció justo el resultado, porque esta vez Uruguay no mereció perder.

No jugó bien, pero tampoco fue menos que Venezuela. Por el contrario, tuvo más situaciones de gol, por más que la vinotinto pudo liquidar el partido en los últimos minutos cuando Godín se transformó en un delantero y el fondo celeste quedó expuesto.

Los cambios.

Óscar Tabárez introdujo cuatro cambios en la formación titular y se enmendó solo la mitad de la plana. Mejoró la parte defensiva, pero no la ofensiva.

Las circunstancias (suspensión de Vecino y bajos rendimientos) hicieron que el maestro sustituyera todo el flanco izquierdo. Gastón Silva cumplió un buen trabajo de contención, pues comprendió que la primera responsabilidad de un lateral es defender y luego pasar al ataque. Además, recibió del "Tata" González y de Gastón Ramírez la ayuda que no le dieron Vecino y Nicolás Lodeiro a "Palito" Pereira. Cristhian Stuani, la restante variante, tuvo un flojo partido. Y acá está el tema.

Ofensivamente Uruguay no mejoró. El más claro fue el "Tata" González, quien se comió la cancha pero se desgastó marcando y generando el poco fútbol celeste, por lo que terminó fundido. Ramírez tuvo chispazos, pero fueron más los entreveros. Lo más llamativo de todo fue la cantidad de pelotas que perdió la Celeste cuando quiso progresar en el campo.

Intentó darle movilidad al balón para generar los espacios, pero generalmente falló en la última entrega. Gastón Silva (10), Maximiliano Pereira (8) y Carlos Sánchez (6) fallaron un montón de entregas. No obstante, fueron más las situaciones de gol que tuvo Uruguay, mayor posesión de pelota y cometió menos faltas.

La Celeste mereció al menos un gol, pero falló a la hora de dar el puntillazo y además tuvo mala suerte, porque de una pelota intrascendente perdida en tres cuartos de cancha llegó el gol venezolano que fue imposible neutralizar.

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Las imágenes de Uruguay-Venezuela. Foto: EFE

COPA AMÉRICADANIEL ROSA

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