DESDE EL ARCO
JOSÉ MASTANDREA
Barrera y Decurnex deberían sincerarse ante sus hinchas. Ni Peñarol ni Nacional pudieron sacudir el mercado de pases con incorporaciones de primer orden, y menos con jugadores extranjeros, de los que tanto se habló durante el receso.
La realidad volvió a golpear fuerte a los dos grandes. Sin dinero, por más ingenio que se tenga, fue imposible reforzar sus planteles. Es más: iniciaron esta segunda parte de la temporada disminuidos, con menos potencial que en el Apertura.
Digo que deberían sincerarse y no ambientar falsas expectativas, principalmente, en el plano internacional donde ambos tienen compromisos ante el Fluminense e Inter de Porto Alegre.
Sin dinero y sin posibilidades de reponer las bajas, es muy difícil que Peñarol avance en la Sudamericana y que Nacional siga de largo en la Libertadores. Con mucha suerte y viento a favor, quizás puedan pasar una serie más, pero cuando queden los equipos más fuertes, se les hará cuesta arriba.
Los hinchas se ilusionan y sueñan, alientan, llenan las tribunas, y van esperanzados, pero habría que decirles la verdad: “no tenemos un peso, y llegaremos hasta donde podamos”.
Sería diferente, y de una vez por todas (incluyo a gran parte de mis colegas) se dejará de hablar de los fracasos internacionales como si los grandes fuesen potencias en el continente. Ya no lo son, Y cada vez será más difícil que lo sean. Están para pelear el Uruguayo y punto. Así y todo, Fénix (sí, ¡Fenix!) fue un tremendo dolor de cabeza y les dio batalla hasta el final. Les queda la historia, pero con eso, no alcanza para ganar.