DESDE EL ARCO
JOSÉ MASTANDREA
El hincha, por lo general no se equivoca. Es el que termina dando el veredicto final, ese que termina pesando, el que decide quién es ídolo y quién no.
El que aplaude con pasión al que deja todo por el club, y el que abuchea cuando entiende que algún jugador no da o no rinde lo que puede y debe. Los parisinos mostraron su adhesión incondicional hacia Cavani.
No pesó el Jeque, ni los millones de dólares que llevaron a Neymar al PSG. A la hora del penal, cuando el brasileño tomó la pelota para ejecutarlo, hubo un veredicto que nadie ni nada podrá cambiar: el corazón de los hinchas está con el uruguayo.
Y ya no habrá más polémicas ni divisionismos. Estará en Neymar, en el entrenador Emery, escuchar la voz de los que opinan con el sentimiento. Cavani, fiel a su estilo, hizo lo que cualquier uruguayo hubiera hecho: entregar el balón con humildad y compañerismo.