Los hinchas son iguales en todas partes del mundo. No hay diferencias. Reaccionan de la misma manera aquí, en Tokio o en Milán. Si su equipo gana, apluden y festejan.

Alientan, cantan y apoyan, pero si su equipo entra en racha negativa, les cambia el humor y aflora lo peor de cada uno. Insultan, silban y agreden. No hay cultura. Tampoco primer o tercer mundo. Todos están cortados por la misma vara, y sino, que lo cuente el propio Mauro Icardi, que quiso "homenajear" a los "tifosi" del Inter tirándoles la camiseta después de una dolorosa derrota ante el Sassuolo (3-1). Lo que nunca imaginó el delantero argentino que la camiseta iba a ser devuelta con la misma velocidad que llegó a la tribuna. Y llovieron los insultos, claro. Mauro tendrá que reflexionar. Quizás sea mejor que tire a la tribuna una prenda de Wanda, hay que saber interpretar a los hinchas. Aquí y en Milán.

Desde el arco