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Hay que estar ahí y vivirlo

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Hay momentos únicos, irrepetibles, en donde pareciera que el corazón va a estallar de la emoción y el alma se sale del cuerpo...

Ese instante, en donde se pierde hasta la razón, lo deben haber vivido los pibes de la selección panamericana después del pitazo final del árbitro mexicano Peñaloza.

Locura y emoción. Una mezcla perfecta, con tinte de hazaña, que llevó a todo el Uruguay a un estallido de alegría. Se le terminaba de ganar a Brasil, de atrás, con diez hombres en cancha, y en la hora. Un sueño. Un deseo que todo jugador uruguayo acuna desde el día que empieza a pegarle a la pelota.

Y que los moralistas no vengan con que hubo festejos desmedidos. Hay que estar ahí. Hay que pasar por esa emoción, hay que sufrir durante todo un partido y soportar las chanzas de los rivales.

¿Cómo no explotar de emoción? ¿Cómo no gritar Uruguay nomáaa?, esas dos palabras que hacen historia de vez en cuando.

Déjenlos tranquilos. Que disfruten, que festejen, que se desahoguen después de tanta presión, de tanto sufrir. Hay que estar ahí para juzgarlos. Por la tele no vale..

desde el arco

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