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"Guti" tiene un gran dilema para resolver

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Fucile. Volvió a la titularidad en el clásico y está en la lista de Tabárez. Foto: Gerardo Pérez
GERARDO PEREZ PALADiNO

Ahora sin Pereiro, al que ya extraña, y en las finales sin Valdés ni Fucile, el DT debe solucionar cómo jugar mejor con menos.

Con un poco de nostalgia, por lo que le hubiera aportado Gastón Pereiro en el clásico; y con otro de preocupación, porque cuando mira al futuro se encuentra con que es muy probable que no tenga para las finales a otros dos titulares, Carlos Valdés y Jorge Fucile —convocados para las selecciones que jugarán la Copa América—, el empate en el clásico de ayer parece lo de menos para Álvaro Gutiérrez.

Incluso cuando el resultado lo asimiló como derrota, porque se despidió del Clausura. Porque con menos de lo que tuvo ayer, deberá resolver los asuntos para disimular las ausencias y lograr el Uruguayo, su gran desafío y casi obligado objetivo después del Apertura soñado.

Los hinchas extrañaron a Pereiro. Recordaron cuando allá por marzo dejó sentado al golero chileno y anotó un golazo en la Libertadores. Rememoraron tanta habilidad con el balón del volante que ayer, a la misma hora del clásico, volaba hacia Nueva Zelanda para jugar el Mundial sub 20 con Uruguay. Y lo extrañaron más porque Álvaro Recoba no fue el mago salvador de otras tardes. Entonces, entre el que no está y que los que están no repitieron, las sensaciones adversas fueron minando las de la esperanza.

Ese golazo de Alonso intentó disimular, pero no alcanzó, por la respuesta del rival. Entonces, cuando llegó el final, el DT no sólo procesó la bronca del momento por la oportunidad perdida en el clásico para seguir peleando por el título del Clausura, por no ganarle otra vez a Peñarol ni reforzar el ánimo de su equipo, sino que también agregó la carga que vendrá con las posibles partidas de Valdés y Fucile a las selecciones de Pekerman y Tabárez. Que podrá solucionar en el medio con Arismendi, pero en el fondo con quién: ¿con Aja, con De los Santos? Entonces, el tema ya no es menor, se transforma en un asunto grande, con trasfondo político, polémicas en puerta y un dilema: cómo podrá jugar mejor con menos.

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La ausencia de Diego Arismendi, por lesión, llevó a que el técnico incluyera a Jorge Fucile como volante. El aporte del jugador de la selección, por su escasa participación esta temporada —tras superar una rebelde lesión que lo llevó al quirófano—, quedaba reducido. Finalmente actuó 63 minutos, en muy buen nivel.

Con Fucile en el medio, los albos empezaron con una figura que cambiaba del 4-4-2 en su posición defensiva al 4-3-3 en ataque, por el esfuerzo que hacía Barcia para sumar en el mediocampo. Pero eso duró solo 10 minutos, porque después que los albos frenaron los impulsos del arranque de los aurinegros, se establecieron en el campo con el 4-3-3 sin dobleces. Porras se recostó contra la defensa, Fucile y Romero cubrieron el resto de la mitad de la cancha, y desde allí le pusieron equilibrio al funcionamiento.

Con el ingreso de Recoba por Fucile a los 63, el técnico reforzó el ataque. Resignó marca por juego. A los 68 había logrado su objetivo con el gol de Alonso.

Entonces, a los 75, el DT decidió cerrar el partido: mandó a De los Santos por Barcia y colocó una línea de cinco en el fondo. La idea no funcionó. Peñarol empató; a los 80 volvió a la línea de cuatro y tres delanteros.

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Fucile. Volvió a la titularidad en el clásico y está en la lista de Tabárez. Foto: Gerardo Pérez

NACIONALLUIS EDUARDO INZAURRALDE

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