Volvió el fútbol, aunque sea informal, pero ya hay un clásico a la vista y el término amistoso no aplica. Y los antecedentes, sobre todo en Peñarol, no son buenos para los entrenadores.

Desde el famoso partido de las "achuras", bautizado así por Juan Pedro Damiani, los entrenadores aurinegros están sentados en el banquillo de los acusados. A Jorge Gonçalves el año pasado, por no ir muy atrás, le costó el cargo haber perdido el único que se jugó y que por cierto terminó en piñata entre los jugadores. Antes le había marcado el camino de salida a Gustavo Matosas. Ahora, no obstante, el panorama parece distinto.

Pablo Bengoechea dirigirá su primer partido, que a su vez también será el primero de la nueva comisión directiva, por lo cual no se juega tanto.

Álvaro Gutiérrez es, en todo caso, el que más arriesga. Su cargo no peligra, está clarísimo, porque llega como campeón del Apertura, el que ganó con comodidad. En todo caso lo que sí pone en juego es su largo invicto. Nacional ganó los últimos siete partidos y de los 18 que "Guti" dirigió ganó 17 y perdió el restante.

Lo más importante del clásico es que sea en paz.

DE VOLEA POR DANIEL ROSA