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En 1969 los grandes salían a comprar por América

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Luis Cubilla firma su contrato con Nacional. Foto: Archivo El País.

HACIENDO HISTORIA

Nacional trajo a Cubilla Mamelli y Silveira, Peñarol a Matosas, Viera, Onega y El Tanque Rojas, en un mercado de pases frenético. Y hasta se habló de Beckenbauer

Si en 1968 los actores del mundo del fútbol hablaban de crisis, el verano de 1969 marcó una fiebre de contrataciones por parte de los clubes grandes como seguramente nunca antes ni después se registró. Para comparar, fue como si Nacional y Peñarol trajeran hoy a las principales figuras de River y Boca. Se manejó también la posibilidad de contratar figuras chilenas y peruanas, y hasta se habló de la llegada de Franz Beckenbauer. Notable diferencia si se mira la actual austeridad del fútbol local.

Hace 50 años exactos, la afición y la prensa deportiva esperaban con enorme expectativa la reanudación de la Copa Montevideo, un torneo internacional de clubes que había provocado impacto en 1953 y 1954 con la presencia de Nacional y Peñarol ante equipos sudamericanos y europeos. En aquel 1969 los visitantes fueron Sparta de Praga y Torpedo de Moscú, más los argentinos Independiente y Vélez Sársfield.

Mientras tanto, estaba en auge el mercado de pases. Y el primero para Nacional fue el de Juan Carlos Mamelli, centrodelantero de Belgrano de Córdoba, revelación del Nacional argentino de 1968. Y poco después se le sumó Alcides Silveira, uruguayo de Boca Juniors, aunque ya era veterano.

Los diarios abundaban en titulares sobre el interés por tal o cual jugador. Medio siglo después es difícil saber cuáles gestiones tuvieron base firme y cuáles fueron simplemente “bolazos” de verano. Se mencionó a los peruanos Perico León a Peñarol y Juan José Muñante a Nacional. Ambos eran integrantes de la selección incaica. Pero no pasó nada.

Los aurinegros fueron en cambio por Orlando Medina, el volante uruguayo de Colón de Santa Fe. Se lo llevó Boca, donde sería pieza clave para conquistar el Campeonato Nacional 1969. Más cerca de Nacional estuvo Pedro Araya, delantero de la “U” de Chile y la selección de su país. Incluso posó con la camiseta tricolor, antes que la transferencia se frustrara por un motivo insólito: su madre no quería que se fuera a un país “tan lejano”.

También hoy resulta increíble que se manejara la posible llegada a Peñarol de Franz Beckenbauer, el mejor jugador alemán de la historia. En realidad, se trató de una jugada del contador José Pedro Damiani para llamar la atención como candidato en las elecciones del club en enero del 69. No le resultó, porque su lista perdió ampliamente ante la de Gastón Guelfi y Washington Cataldi.

En cambio, no hubo pases importantes de aurinegros y tricolores al exterior ese verano. Se habló mucho del interés de Boca y San Pablo por Pedro Rocha. El mediocampista recién se iría al club paulista a fines de 1970.

En aquel enero del 69, River argentino anunció que tres de sus figuras, Luis Cubilla, Roberto Matosas y Jorge Solari, pasaban a ser transferibles. Los millonarios habían perdido un mes antes el Campeonato Nacional ante Vélez por diferencia de goles y decidieron renovar el plantel y reducir el presupuesto.

Eso determinó que los grandes uruguayos se movieran enseguida. Peñarol logró el regreso de Matosas, que había pasado a River cinco años antes por un precio récord. Y ese mismo día, tras rápida negociación, Nacional contrató a Cubilla. Hasta último momento se habló de un interés por Raúl Bernao, el habilidoso puntero derecho de Independiente, pero fue una cortina de humo para no revelar las gestiones por Cubilla. Que causaron impacto, tanto por el valor del futbolista como por su pasado aurinegro. Según la prensa, Nacional le pagó a River 10 millones de pesos (atención: los pases se hacían en pesos y no en dólares) al contado, más siete documentos por tres millones cada uno y cinco millones para el jugador.

La importancia de esas contrataciones quedó clara pronto: Matosas y Cubilla fueron titulares de la Selección uruguaya tanto en las eliminatorias para México 70 como en el propio Mundial. Cubilla además se convirtió en puntal del Nacional 71, campeón de América y del mundo.

Al iniciarse febrero, Peñarol logró el préstamo por un año de Alfredo Rojas, conocido como El Tanque, centrodelantero de Boca. Y al tiempo llegó otro ex Boca, aunque uruguayo, el mediocampista Milton Viera, que había jugado antes en Nacional.

El último gran pase de ese período fue el de Onega, que se incorporó a Peñarol el 13 de febrero y al otro día debutó en el clásico por la Copa Montevideo. También fue por 30 millones de pesos, diez al contado y el resto en cuotas; algunas se abonaron recién años más tarde. Onega había sido figura con Argentina en el Mundial 1966, pero en Peñarol tuvo escasa suerte, perseguido por las lesiones y en un plantel que comenzaba a desarmarse luego de la década triunfal de 1960.

En aquel 1969 faltaba otra transferencia, si bien se produjo recién en julio: la llegada de Luis Artime a Nacional desde Palmeiras. Con él, Nacional completó uno de sus equipos más recordados y laureados. Poco después, sin embargo, la corriente cambió de sentido: las figuras de los clubes grandes comenzaron a marcharse al exterior y ya no llegaron estrellas internacionales. La economía de ambos equipos se derrumbó como la economía del país. Durante los años que siguieron, sus arcas casi vacías no les permitieron darse aquellos gustos.

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