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Los grandes duelos parece que se darán en las bandas

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CLÁSICO

Las señales de Martín Lasarte y Leonardo Ramos revelan que ambos pensaron más en generar daño que en minimizar las virtudes del adversario. 

Vuelve el clásico y entran a volar las especulaciones. Ningún partido puede jugarse tantas veces, en la cabeza de los técnicos, jugadores e hinchas, antes de la que la pelota comience a rodar.

Nada se le iguala. Este cotejo enciende las charlas futboleras. Se plantean decenas de hipótesis y hasta los relatores preparan en su imaginación las jugadas que se pueden llegar a dar para que el relato de un gol consiga despertar tantas emociones como las que logra el simple y maravilloso contacto del balón con la red.

Se enfrentan las gloriosas camisetas de Nacional y Peñarol, y todos saben que se paralizan los corazones, se alteran los nervios y aumenta la respiración hasta el último segundo mismo del encuentro.

Ahora bien, en ese juego de qué hago para dañar y qué tengo que hacer para que no me dañen, los entrenadores elaboran una estrategia que solamente conseguirá el éxito buscado si los jugadores están en un buen día. Si los mano a mano se inclinan para su lado, si la pelota pega en el lugar exacto para que llegue la alegría o no se produzca la desazón.

estrategia

Lo que se puede llegar a ver

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En lo previo, al juzgar por las integraciones, los dos están pensando mucho más en las debilidades defensivas del otro y en la manera en la que se pueden explotar los dos pasillos exteriores de la cancha.

Para Martín Lasarte no había otro camino que el de mantener el 4-3-3, sobre todo al contar con el regreso al equipo de Alfonso Espino, Sebastián Rodríguez y Rodrigo Aguirre.

Leonardo Ramos, en tanto, en lugar de salir a especular, optó por llenar de poderío a su ataque. Quizás por los atributos que mostró el "Cebolla" Rodríguez cuando pasó al centro del mediocampo, más la incontenibles buenas señales que entregó Diego Rossi.

Lasarte entendió que no puede dejar que Peñarol se le venga en malón hacia el área que defiende Esteban Conde y teniendo a Tabaré Viudez, Aguirre y Sebastián Fernández en la ofensiva demandará mayor cuidado. Mucho más si en el medio hay dos jugadores capaces de abastecer a los atacantes.

Si Porras se confirma en el mediocampo en lugar de Diego Arismendi, Nacional tendrá un jugador que suele ser preciso en los lanzamientos en largo, mientras que Sebastián Rodríguez será el encargado de encontrar la llave que abra las puertas de las líneas defensivas con sus pases cortos o con su remate desde afuera.

Ramos, en tanto, sabe que cuanta mayor sea la profundidad que tenga su equipo por afuera, el equipo generará un mayor número de acciones de riesgo para la defensa tricolor. Además, como el "Lolo" Estoyanoff y Rossi demandarán atención por las bandas, las sorpresas perfectamente pueden llegar con los desenganches por el carril central de Walter Gargano y Cristian Rodríguez.

Sin olvidar que Maxi Rodríguez y Lucas Viatri exigirán una atención prioritaria al mediocampo de Nacional. Si los volantes no retroceden adecuadamente, para el fondo albo el clásico puede llegar a ser un tormento.

En principio, todo apunta a que el tránsito en el mediocampo será rápido. Porque con dos elencos teniendo vocación ofensiva es claro que habrá lugares por todos lados como para salir despegado hacia el arco de enfrente. Si bien es difícil que el ritmo sea sostenido, es claro que de entrada tendría que ser un clásico de mucho vértigo.

punto alto

El duelo de las bandas

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Imposible no imaginarse un clásico con duelos individuales. En esas pequeñas batallas deportivas puede comenzar a definirse la historia de la contienda clásica y en este caso hay mensajes muy claros de que en las bandas pueden aparecer los grandes retos para los jugadores.

Por ejemplo: si Viudez no queda suelto por detrás de Rodrigo Aguirre y Sebastián Fernández, es decir si se recuesta por alguno de los costados, quizás pierda mayor visión de juego, pero representará un dolor de cabeza para el lateral y el zaguero que tenga por la zona en la que avance.

Y qué decir de la presencia de Fabián Estoyanoff en una de las franjas del ataque aurinegro. Ni Alfonso Espino ni Jorge Fucile podrán tener un clásico tranquilo si el "Lolo" les cae por su lado. Además de generar con sus quiebres y requiebres, el delantero no da ninguna pelota por perdida, por lo que también lo tendrán como primer "perro de caza" para evitar que puedan subir con tranquilidad.

Ojo, en esa mini guerra por afuera colaborarán los laterales de los dos equipos. Guillermo Varela y Lucas Hernández suben tanto como lo hacen Fucile y Espino. Quizás el que termine sacando mejor rédito sea el equipo que los encuentre más finos en la culminación de las jugadas.

Espino puede ganar en la potencia, Hernández en la calidad de sus centros. Fucile tiene mayor capacidad para ir por afuera, Varela está más fino para la combinación en pared.

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La lucha en el corazón del área

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Lucas Viatri no apareció en la dimensión goleadora, pero su juego está resultando muy útil para el resto de sus compañeros. De su participación suelen obtener ganancia Maxi Rodríguez, el "Cebolla" Rodríguez y Diego Rossi. No hay dudas que será un punto de referencia para propios y extraños.

Del otro lado, está Rodrigo Aguirre. Más técnico y virtuoso con la pelota que Viatri, pero muchas veces más solitario que Viatri, lo que termina originando que tenga menos participación en el juego.

Claro, Aguirre ya demostró que da la talla en el clásico y, por si fuera poco, tendrá cerca a uno de los futbolistas uruguayos que mayor negocio saca de las pelotas sucias: Sebastián Fernández.

El corazón del área va a ser otro punto neurálgico de la eterna contienda. Y no olvidarse de las jugadas de pelota quieta, sobre todo cuando de uno y otro lado hay buenos ejecutantes.

A las cuatro de la tarde, de este domingo soleado, se terminará el suspenso y las especulaciones. En la cancha mandarán los jugadores, estarán los que tienen gol y los que no lo tienen. Los que ganan los mano a mano y los que los pierden. Atrás quedarán las charlas de los entrenadores y los pedidos de los hinchas, será cuestión de comprobar cuál de los dos está mejor que el otro.

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