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Golero peligro

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Gustavo Munúa. Foto: Gerardo Pérez
GERARDO PEREZ PALADiNO

Munúa tocó el fondo y logró que la defensa no recibiera goles. Ganó el partido.

"Ustedes cuiden el cero que nosotros un gol hacemos". Esa era la frase preferida de Luis Artime el goleador del Nacional Campeón de América y el Mundo.

Esa frase de cabecera la repetía antes de cada partido. Y era moneda corriente. Ildo Maneiro, el notable estratega de aquel equipo da fe de ello.

Lejos de querer comparar a este Nacional de Munúa con el multilaureado del "Pulpa" Etchamendy, hay un punto de contacto, precisamente. Ese al que apuntaba Artime: mantener el cero en el arco es garantía de victoria porque el gol siempre llega.

De una manera u otra, el gol aparece. Por afuera, por adentro, por arriba, por abajo, de pelota quieta o de penal (como anoche) siempre llega.

Y esa es una condición de este conjunto tricolor. Porque los problemas no pasaban por la ofensiva, sino por volver a tener seguridad en el fondo.

Por eso Munúa le metió mano a la defensa. Era vital conservar el cero en el arco. Y lo logró. Formó otra línea de cuatro. Mucho más sólida, más fuerte que la que se vio ante Independiente Santa Fe y Wanderers.

Ayer, Nacional tuvo un gran trabajo defensivo. Y en casi todo el partido jugó prácticamente con una línea de cinco. Es decir: Gorga, Aja, Poleta y Espino, y detrás de ellos, un "líbero", porque Esteban Conde utiliza más los pies que las manos, porque juega al borde del área y maneja el juego casi desde la propia medialuna. Ahí empieza el fútbol del tricolor. Y también comienza a edificarse el cero. "Nosotros un gol hacemos", decía Artime.

Juega más con los pies que con las manos

Fue un jugador más de cancha. Jugó mucho con las pies y hasta restó una pelota larga de cabeza, saliendo afuera del área como si fuese un líbero. Y no la rifó. La jugó hacia un costado lo que ameritó los primeros aplausos de la tribuna para el arquero. También tapó un tiro de gol.

Marca, seguridad, buen pie y también proyección ofensiva

Sebastián Gorga volvió a tener un gran rendimiento sobre el lateral derecho. No sólo en la marca, que es su primera función, sino también en el manejo de pelota, en hacerla correr de un lado a otro, y en la proyección ofensiva que tuvo en el tramo final del cotejo. Terminó siendo un delantero más.

Sacó todo por arriba y por abajo y terminó en un mano a mano

José Aja regresó a la titularidad en la zaga. Y tuvo una faena de muy buen nivel. Controló siempre a los delanteros rivales. Ganó mucho por arriba y por abajo. En los últimos 15 minutos, prácticamente quedó solo -mano a mano- con el único punta que había dejado Plaza arriba. Dio seguridad siempre.

Mucho empuje, con mejor trato de pelota y pases profundos

Lo de Diego Polenta ya es habitual. Por eso forma parte de esa columna vertebral que tiene el equipo desde la pasada temporada. Mucho más tranquilo, con el empuje de siempre pero sin excesos, fue de los que más llevó al tricolor hacia el arco de enfrente. Metió pases profundos a los delanteros.

Un rayo por la izquierda que fue letal en el tramo final del juego

Alfonso Espino fue una de las llaves que terminó abriendo el fondo de Plaza. Tuvo más fuerza en el complemento, cuando Munúa hizo variantes y lo posicionó como carrilero por la izquierda del avance. Fue letal por su velocidad. Le faltó mejor precisión en la última pelota, en el último pase.

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Gustavo Munúa. Foto: Gerardo Pérez

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