DESDE EL ARCO

JOSÉ MASTANDREA

Debería ser un hecho natural, normal en cuaquier partido y no uno aislado, para destacar. Sin embargo, en estos tiempos que corren de estrellatos e ídolos con pies de barro, hay que resaltar el gesto que tuvo el “Cebolla” Cristian Rodríguez en el estadio “Paiva Olivera” de Rivera.

Tras el partido el capitán de Peñarol no corrió hacia el vestuario. Al contrario. Saludó a las tribunas, levantó sus brazos y se acercó al tejido de la tribuna principal ante el pedido de los hinchas. No sólo se arrimó y habló con ellos, sino que se quedó a firmar camisetas y papeles sin chistar. Siempre con una sonrisa en su rostro. El hincha del interior siempre está, pero vive el amor a sus colores a la distancia, muy lejos de todo, pero con el corazón latiendo por su club y por sus ídolos.

La llegada de los grandes siempre es un espectáculo diferente, siempre es un hecho revolucionario, y se da una vez cada tanto. El “Cebolla”, un hombre del interior, lo sabe mejor que nadie. Pero también asume el rol de capitán para con el hincha. No tuvo problemas en quedarse varios minutos más para complacer a niños, jóvenes y adultos. Lo hizo con ganas y dejó felices a todos. Sin falsas posturas ni estrellatos. El “Cebolla” fue uno más.