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George Best, el "quinto Beatle" arruinado por el alcohol y los excesos

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George Best

FUERA DE SERIE

Ídolo del Manchester United, mejor futbolista de Europa en 1968, tuvo un rápido derrumbe; sus últimas palabras fueron "No mueran como yo"

No existía la Premier League en la década de 1960 y el fútbol inglés apasionaba solo a los locales, con su estilo intenso pero desmañado de pelotazos y cargas al área. En ese ambiente George Best llegó a ser considerado por algunos como el mejor jugador británico de la historia y seguramente el más carismático.

Sin embargo, su gran calidad apenas llegó a ser vislumbrada más allá de las brumas inglesas, ya que la televisión internacional apenas comenzaba y él, nacido en Irlanda del Norte, un territorio escaso en figuras, nunca jugó un mundial.

Construyó su fama durante los prodigiosos años 60, por lo cual su talento, su melena y su popularidad hicieron inevitable el parangón con los cuatro muchachos de Liverpool que estaban revolucionando la música por esos días. Y Best fue entonces “el quinto Beatle”.

Sin embargo, sus virtudes en la cancha se quemaron pronto en la hoguera de los excesos, en particular el alcohol, el amigo-enemigo que lo acompañó siempre y terminaría llevándolo a la tumba.

Mucho antes de eso, era un chiquilín bajito y muy habilidoso de una familia pobre, que se destacaba en los campitos de su Belfast natal. Ahí lo vio un colaborador de Matt Busby, el legendario entrenador del Manchester United. “Creo que te descubrí un genio”, le dijo. Dickie Best, su padre, le advirtió a Busby que si no le veía condiciones, lo mandara pronto de vuelta a Belfast porque ya le había conseguido un empleo en una imprenta para ayudar en la casa. Pero el destino de George era ser futbolista, y uno bueno de verdad.

En septiembre de 1963, a los 17 años, debutó en la primera del United. De inmediato mostró sus condiciones, pero de una manera demasiado individualista en opinión del técnico y probablemente también de Bobby Charlton, el crack “serio” del club. Como resultado, volvió al equipo juvenil. A fin de año tuvo una nueva oportunidad, y ya no salió del equipo.

Empezaba como puntero derecho, pero enseguida se iba a jugar por cualquier lugar del ataque. Era rápido, habilidoso, atrevido, le pegaba bien tanto con la derecha como con la izquierda, y tenía gran visión del juego. Hasta el apellido le jugaba a favor: era The Best, el mejor.

Él, Charlton y el escocés Dennis Law fueron los tres pilares de la reconstrucción del Manchester United, cuyo plantel había quedado trágicamente diezmado en la tragedia aéra de Munich 1958 (en el estadio Old Traford hay una estatua de los tres). En la temporada 1964-65 logró su primer título de liga tras el accidente. Y repitió en 1966-67.

Eso abrió a los Red Devils el camino de la Copa de Europa, que terminarían ganando en 1968, con la final frente Benfica en Wembley. Los 90 minutos terminaron 1-1 y los portugueses parecían mejor para el alargue. Pero un golazo de Best en el tiempo extra resultó decisivo para el triunfo de su equipo por 4 a 1.

Después, el United disputó la Copa Intercontinental ante Estudiantes de La Plata. Así Best tuvo su único partido en América del Sur. Celosamente marcado por el esquema pincharrata, no pudo desequilibrar. Estudiantes ganó 1-0 en la Bombonera boquense, estadio que elegía para esas finales, y empató en Manchester, con lo cual se quedó con el título. Best, escupido por un rival, respondió con un piñazo y fue expulsado.

Sin embargo, 1968 marcó la cúspide de su carrera. Obtuvo el Balón de Oro de la revista France Football al futbolista europeo del año.

Celebridad antes de los 20 años, Best se convirtió al mismo tiempo en un personaje de las noches británicas, siempre con un vaso en la mano, una chica linda a su lado y un auto deportivo en la puerta. Más de una vez faltó a los entrenamientos e incluso a partidos porque se había escapado con alguna modelo. Hasta sus negocios iban por ese lado: puso dos clubes nocturnos y una boutique femenina.

En otra oportunidad fue acusado de robarle ropa a una miss Universo novia suya. Lo ocurrido fue esto: en plena borrachera, ambos acordaron dar la vuelta la mundo desde ese mismo momento. Rumbo al aeropuerto, pararon en un bar para seguir tomando. Cuando fueron a comprar los pasajes, discutieron sobre el primer punto de esa vuelta al mundo: España o Hawai. Best se enojó y se llevó el auto con las valijas de ambos...

A comienzos de los 70, el gran equipo del Manchester United entró en su declive y Best no pudo evitarlo. Según sus biógrafos, eso acentuó su alcoholismo: como el fútbol ya no le daba satisfacciones, las buscó solamente en la bebida. Finalmente, en Manchester se cansaron de él y no le renovaron contrato.

George inició entonces un largo derrotero por clubes británicos (algunos de categorías menores o regionales), estadounidenses, australianos o sudafricanos, en los cuales mostró retazos de su talento. Pero no llegó a durar en ninguno.

En 1976, aunque gordo y prematuramente envejecido, era capaz de seguir exhibiendo su desfachatada calidad. La selección de Irlanda del Norte enfrentaba a Holanda por las eliminatorias del Mundial 78. Era la gran Holanda y estaba el gran Johan Cruyff. El día del partido, un periodista amigo le preguntó por Cruyff. “Un magnífico jugador”, le contestó. “¿Mejor que vos?”, le insistió. Best se debe haber sentido desafiado, porque le anticipó al corresponsal que la primera vez que se cruzaran, le metería un caño. Dicho y hecho. A los cinco minutos tomó la pelota sobre la punta, fue eludiendo rivales mientras buscaba a Cruyff y, cuando lo enfrentó, le hizo pasar la pelota entre las piernas.

Durante su carrera y después, el ingenioso Best solía regalar a la prensa jugosas declaraciones. Aquí, algunas:

-“Si hubiera nacido feo, ustedes no habrían oído hablar de Pelé”.

-“El fútbol me impide la mayor parte del tiempo hacer lo que me gusta. A mí lo que me gusta es el sol, el mar, los toros, las mujeres rubias, las morochas y las pelirrojas. No puedo remediarlo…”

-“Gasté mucho dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto lo malgasté”.

-“No es cierto que me haya acostado con seis Miss Mundo. Solo fueron tres”.

-“Nací con un gran don y a veces eso viene con una racha destructiva”.

-“En 1969 dejé las mujeres y la bebida, pero fueron los peores veinte minutos de mi vida”.

Inevitablemente, los excesos afectaron su salud. En 2002 tuvieron que someterlo a un traspante de hígado. Sin embargo, no dejó de beber, lo cual terminaría liquidando a su segundo hígado.

En noviembre de 2005, Best fue internado por enésima vez en Londres. Pero él tuvo la convicción de que sería la última. Llamó al semanario News of the World para que le tomaran una foto en la terapia intensiva. Y dejó su última frase para la posteridad: “No mueran como yo”. Falleció el 25 de noviembre, a los 59 años.
 

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