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Se gana con goles, no tocando

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Nacional gana, Peñarol también. Sin jugar bien, sin dar espectáculo, pero ganan. Y por ahora, les alcanza porque ambos están metidos de lleno en la pelea.

Suman. Y eso es lo más importante. No importa cómo juegan ni qué hacen en cancha. Cada uno con lo suyo, cada cual con su estilo, van sorteando rivales y obstáculos.

El tricolor volvió a ganar de atrás un partido que se le había presentado cuesta arriba, y lo hizo, con el peso de sus individualidades. El empuje constante de Polenta, las subidas de Otalvaro, la clase de Ligüera y el oportunismo de Hugo Silveira.

El aurinegro venció a Juventud sin angustias, pero sin sobrarle nada. Pudo respirar profundo cuando Mier logró el 2 a 0 y sentenció el juego, antes, el equipo pedrense había encendido luces de alarma con llegadas al área aurinegra.

Peñarol ganó con el peso de sus hombres de área, y con el incansable despliegue (anímico y físico) de Nahitan Nández, otra vez, el mejor.

No gustan, es cierto, pero al hincha poco le importa. Ni el buen trato de pelota de Wanderers, ni la intención de Juventud de ir por las bandas dieron sus frutos. En definitiva es fútbol. Los partidos se ganan por puntos y con goles. Es lo que vale.

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