TORNEO APERTURA

Uno marcó el gol en Quito que le permitió a Uruguay poner un pie en el repechaje para el Mundial de Sudáfrica, el otro el gol ante Costa Rica en el Centenario que valió la clasificación a la Copa del Mundo. Uno marcó un golazo ante Ghana que dio a Uruguay la chance de ir a penales y el otro, con su “picadita”, el tanto definitivo que nos colocó entre los cuatro mejores del mundo. Uno es Diego Forlán (41 años), el otro Sebastián Abreu (43) y así como alguna vez fueron compañeros de hazaña en Sudáfrica y luego en la Copa América 2011, el fútbol hoy los transforma en rivales.

La función, en parte, es distinta porque como entrenadores de Peñarol y Boston River se medirán esta tarde en el Campeón del Siglo y del otro lado de la línea de cal por primera vez. De todas maneras, es importante recalcar que será “en parte”, porque el “Loco” todavía tiene la chance de ingresar al campo, pues cumple la doble función en el Sastre.

Ambos atraviesan sus primeros partidos como entrenadores y eso también lleva a que sus intenciones no sean del todo conocidas, pero sabiendo cómo vivían el fútbol cuando eran jugadores y teniendo en cuenta que ambos eran goleadores, el hecho de ir siempre al ataque parece estar asegurado.

En conferencia de prensa, Diego Forlán marcó en la semana: “Tenemos una gran relación. Va a ser algo lindo tener la oportunidad de enfrentarnos”; y agregó entre risas: “Él tiene la posibilidad de hacer algo adentro de la cancha, pero esperemos que no”.

De hecho, sobre la doble función del “Loco” aseguró: “Él sigue jugando, yo me retiré. Respeto mucho lo que hace él y a su manera es algo que disfruta y lo intenta hacer de la mejor manera. A mí me costaría mucho”.

Por su parte, en diálogo con Ovación, el minuano bromeó: “Nos saludaremos antes y le diré ‘guarda con el botija revulsivo que puede entrar y cambiarte el partido’”, en alusión a su posible ingreso.

“Esto no es un clásico, no es Abreu contra Peñarol, es Boston River contra Peñarol. Especiales eran los clásicos; ya los jugué, hice goles y fue lindo, pero ya pasó. Hoy estoy en otra historia y quiero ganar por lo que significa para el club”, agregó el “Loco”.

La amistad que los une afuera de la cancha se verá pausada por 90 minutos en los que serán rivales y donde ambos precisan los puntos para sus distintos objetivos. El aurinegro está necesitado de las tres unidades para trepar en la tabla del Apertura y los del Barrio Bolívar para no complicarse abajo, aunque están lejos todavía del descenso, y con la ilusión de volver a repetir la experiencia copera que tuvo en las últimas temporadas.

Claro está que pese a que son sus primeras armas, la responsabilidad de Peñarol es tangible y por eso el equipo de Forlán es el que se espera sea protagonista y salga desde el inicio a buscar esos tres puntos que hoy son muy importantes.

Con variantes en el ataque y posiblemente también en el mediocampo, Peñarol se presentará en un Campeón del Siglo remozado, luego de la intervención que se hizo en la Tribuna Damiani que la tiene como la primera de las tres tribunas que se pintarán.

Forlán de un lado y Abreu del otro se llevarán todas las miradas, pero serán los jugadores los que marcarán el destino del partido. Aunque el “Loco” puede hacerlo por duplicado.