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El fútbol le debía una a Hernán Novick

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Hernán Novick celebra el gol ante Nacional. Foto: Agustín Martínez.

Con su golazo de tiro libre, Hernán Novick se convirtió en el héroe aurinegro del clásico. Una alegría para un futbolista con clase que las lesiones impidieron mostrar.

Hernán Novick llegó a Peñarol avalado por unos estupendos rendimientos en la mediapunta de Fénix. Allí demostró una enorme visión de juego y una gran capacidad ser el director de orquesta del ataque, además de su buen dominio de la pelota quieta.

Sin embargo, como carbonero nunca llegó a plasmar ese nivel. El motivo principal fueron diversas lesiones, de corta y media duración, que hicieron que sus participaciones fueran demasiado esporádicas e irregulares y que sólo le permitieron dejar algún que otro destello aislado. Esto también le hizo perder cualquier papel protagonista dentro del esquema del equipo.

Este domingo, entró sustituyendo a Píriz en el medio. Era la apuesta ofensiva de Bengoechea ante el gol de Alonso, que ya se había producido. Sólo tres minutos después, Ubríaco señaló un tiro libre centrado y frontal sobre el arco tricolor, a una distancia perfecta para el golpeo.

Ya no estaba Pacheco y la responsabilidad fue para Hernán, que se inventó un impresionante remate al ángulo que dejó congelado a Bava. Literalmente imposible de atajar.

Novick estalló de emoción y cruzó la cancha para festejarlo, en pleno éxtasis aurinegro, con el grupo de suplentes de la banda, al cual se sumó todo el banco de Peñarol y por supuesto sus compañeros.

Novick fue el héroe del empate. Su magia salvó un punto vital y en lo personal, el fútbol recompensó a Hernán por todo lo que le había quitado.

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Hernán Novick celebra el gol ante Nacional. Foto: Agustín Martínez.

PEÑAROLJORGE ALDEA

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