ASÍ LO VEO

EDWARD PIÑÓN

Sí, todos vamos a estar pendientes de la fiesta inaugural, de lo que hagan Rusia y Arabia Saudita, que son futuros adversarios de la Celeste en el Grupo A. Es lógico que así suceda cuando estuvimos cuatro años esperando por este gran momento. Pero, la emoción real, la que hará estallar de entusiasmo a los futboleros llegará 24 horas más tarde.

Y ojo, no se trata exclusivamente del debut de Uruguay. No, hay algo más. Para aquellos que solamente pondrán los ojos críticos en los grandes duelos, en el fútbol que tiene una adrenalina especial por la rivalidad existente y por la consideración previa que se puede hacer de la calidad de sus jugadores y de sus posibilidades reales de llegar a la definición: la fiesta auténtica comenzará el viernes.

Es que Portugal-España no es cualquier cosa, ni siquiera un duelo más entre dos adversarios que se conocen mucho. Son dos selecciones fuertes, que infunden respeto. Con sus armas, diferentes, pero igualmente merecedoras de respeto. O acaso eso no lo genera la posesión de pelota de España o el virtuosismo de Cristiano Ronaldo para meter un gol decisivo.

Es así. Por encima del estreno de la Celeste -nadie discute que en esta tierra se paralizará Uruguay como dos horas antes del inicio del cotejo-, la gran fiesta del Mundial, el momento que el fútbol se va a mirar de otra manera en todo el planeta no será con el choque de Rusia y Arabia Saudita. Eso sucederá cuando España y Portugal comiencen a disputar su partido en el estadio Olímpico de Sochi a la hora 15 de Uruguay.

Y para los uruguayos, ese enfrentamiento tendrá una consideración especial, porque de ahí emergerá el futuro adversario de los octavos de final. Entonces, como marca la fiebre mundialista se podrá comenzar a jugar con el rol de hincha prestado y transmitir las ondas positivas al equipo que se quiera eludir. En mi caso, si de elegir se trata, que gane España y que Cristiano esté en la mira de Diego Godín y “Josema” Giménez.