La Comisión de Disciplina de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) dio ayer una fuerte señal con la sanción que le aplicó a Cerro: la pérdida de un punto y jugar tres partidos sin público. Me quedé esperando la multa, porque sin dudas hubiera impactado en el título del diario una sanción de US$ 5.000 por violencia, de la misma forma que en los bolsillos de los dirigentes, que con gran sacrificio tienen que desembolsar dinero que les resulta difícil conseguir, y que los hinchas no sufren.
Esta decisión de la AUF, de apuntarle a lo que más le duele al hincha, quedar afuera de un partido de fútbol, tiene como cuestión de fondo un profundo llamado a la reflexión. Bienvenido, entonces.
No sé si tendrá efecto inmediato, pero estoy seguro que cuando en la octava fecha Cerro vuelva a jugar de local, los hinchas violentos pensarán dos veces si proceden como ante Peñarol. Y si no, los pacíficos le harán ver a los violentos que no tienen lugar en las tribunas de una cancha de fútbol. Seguramente este mensaje viene atado a un cambio en la cultura y a que los "buenos" definitivamente no se dejen avasallar más por unos poquitos "malos".
EL ANÁLISIS