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La fórmula del gol: Forlán y Murillo

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Murillo y Forlán, los protagonistas del triunfo de Peñarol. Foto: Ariel Colmegna.

Todo llega. Anoche, bajó una gran ovación para Diego Forlán desde las cuatro tribunas. Fue después de una actuación formidable, con tres goles y dos asistencias. Pero no fue el único que se robó los aplausos. Su “socio” Miguel Murillo, también tuvo el bautismo del hincha.

Fue una noche inolvidable para el hincha aurinegro. Por el triunfo (después de empezar perdiendo 1-0), por la forma, jugando un buen partido, por el rival, porque Defensor siempre complica, y por esa actuación formidable que le cupo a Diego Forlán, la gran apuesta de los aurinegros para esta temporada.

Pero no sólo brilló Forlán con tres goles y dos asistencias, también lo hizo Miguel Murillo, el delantero que llegó a Peñarol para dejar su huella con goles. Y no ha defraudado. Todo lo contrario.

Esa fórmula, Forlán-Murillo, terminó avasallando a la defensa violeta en apenas 60 minutos, porque el aurinegro empezó mal, fue superado, controlado y hasta sitiado por un rival que impuso su fútbol y empezó ganado el pleito con un golazo de Felipe Rodríguez.

Pero el "Polilla" Da Silva acomodó las fichas. Metió tres volantes, (Nández por derecha, Tomás Costa al medio y Aguiar por izquierda) y soltó a "Maxi" Rodríguez para que estuviese más cerca de Forlán y Murillo. Y ese cambio en medio de un partido durísimo, dio sus frutos.

Porque "Maxi" tuvo chispazos de su clase, y Forlán se pareció mucho al de Sudáfrica 2010. Primero, anotando el empate, a los 39 minutos, con un derechazo fuerte, al segundo palo, ubicando la pelota lejos del vuelo de Irrazábal, y después de zurda, cuando el arquero dio rebote ante un tiro rasante del "Vasquito" Aguirregaray, y el 10 no perdonó dentro del área chica. Ese gol, el segundo de Peñarol y su cosecha, se dio exactamente seis minutos después del primero. El cierre del primer tiempo tenía al aurinegro como ganador, todo por obra y gracia de Forlán.

Pero quedaba más. Mucho más. Peñarol "se soltó", como reconoció el propio Da Silva tras el partido, y prácticamente le pasó por arriba a Defensor, que pareció sentir el trajín y el esfuerzo del primer tiempo. Forlán, el más inspirado de todos, sirvió una pelota perfecta al área y Murillo, de primera, colocó la pelota lejos de Irrazábal, en anticipo ofensivo en medio de una zaga "dormida" de los violetas.

Ese 3-1 sentenció el duelo, iban 65 minutos, y ya no había marcha atrás. Por el contrario. Hubo más goles. Otro de Murillo en una de las jugadas mejor hilvanadas de la noche, cuando Albarracín cambió de frente a Forlán y el 10 metió un pase fantástico de primera para el colombiano, que definió fuerte y arriba, cuando corrían 81 de juego, y el quinto y definitivo, del propio Forlán, tras centro de "Maxi" Olivera y cabezazo que se metió en el ángulo superior izquierdo del arco de Defensor.

Noche redonda. Inolvidable para todos. Para los hinchas aurinegros, para Forlán, para Murillo, y también para el "Polilla" que vio cómo esa fórmula que armó en ofensiva, comenzó a dar sus frutos ante un adversario duro, difícil, complicado.

Forlán anotó tres y dio dos a Murillo. Se llevó la pelota en su primer hat-trick con la aurinegra en el pecho, y también se fue de la cancha con una ovación que no olvidará jamás, porque fue el bautismo con la hinchada que ya lo adoptó como ídolo. Y Murillo siguió sus pasos, aplaudido, vivado, respaldado por una parcialidad que se deleitó con una goleada formidable.

La fórmula del gol sentenció el duelo en 60 minutos. Fue letal en el área, ahí, donde se definen los partidos, en la zona caliente, esa que lleva a la victoria o al fracaso.

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Murillo y Forlán, los protagonistas del triunfo de Peñarol. Foto: Ariel Colmegna.

PEÑAROLJOSÉ MASTANDREA

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