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El que está en formación ahora es Nacional

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DE VOLEA

DANIEL ROSA

Si uno mira las tablas de posiciones y tiene en cuenta la actualidad de cada uno, puede concluirse que el clásico no puede caerle en peor momento a Nacional y en mejor situación a Peñarol. Sin embargo, por tratarse de un partido especial hay que tomar en cuenta otros elementos.
Por ejemplo: si yo fuera jugador de Nacional lo que más querría luego de una derrota dolorosa como la cosechada ante River Plate el martes sería jugar ya el clásico. Es cierto que el tricolor llegará con 48 horas menos de descanso que Peñarol, pero también que lo hace con dos días menos de ansiedad.
Para el aurinegro ocurre lo contrario. Jugó el sábado, por lo que la semana se le hace larga. Tiene a favor el tiempo de reposo y la confianza por las nubes luego de haber conseguido 12 puntos de 12, pero también eso a veces puede ser peligroso, porque se juega mucho el partido en la cabeza y las horas parecen no pasar.
Está claro que si me dieran a elegir optaría por llegar al clásico como lo hace Peñarol y no como Nacional, pero lo atípico de la situación plantea un escenario enigmático. Futbolísticamente el equipo de Leonardo Ramos llega más armado y sólido, mientras que el de Martín Lasarte es el que ahora parece en construcción, porque las importantes bajas que sufrió el plantel no han podido ser disimuladas por los recambios. Es decir, se invirtieron los papeles.
Todo eso en un clásico igualmente quiere decir poco. La verdad estará en la cancha, empujada desde la tribuna y forjada desde el orgullo.

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