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Flashes: Arco, pelota, red... y varios detalles más

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Lafotografía en el fútbol, un trabajo que ha cambiado a lo largo de los años.

MATEO VÁZQUEZ

Una vieja frase todavía se usa en las redacciones de los diarios. "Arco, pelota y red", es la descripción perfecta de lo que un lector busca encontrarse cuando toma un diario y mira las fotos de un partido de fútbol.

"El gol es lo más importante del fútbol y es lo que debe verse siempre", afirma Héctor Devia, un fotógrafo que trabajó en el rubro desde los años 40 hasta 2003. La relación de la fotografía y el fútbol ha cambiado junto a la tecnología y la vieja fórmula de "arco, pelota y red" ya no describe lo único que el público pide. Festejos, vestimentas, miradas y reacciones son otras situaciones que ocurren durante los partidos que ahora son exigidas y valoradas por los consumidores.

Las razones del cambio son varias, pero la principal es la capacidad que tienen ahora las cámaras. Devia recuerda que, en sus comienzos, apenas se tomaba una o dos fotos por partido. Luego la llegada de las cámaras de rollo amplió la capacidad. Según Marcelo Bonjour, fotógrafo de El País, en los 90 sacaba alrededor de 200 fotos en un encuentro importante, unos 5 o 6 rollos.

Nicolás Pereyra, editor de fotografía de El País, revela los cambios que han generado las cámaras digitales. En un partido usual entre equipos chicos se registran más de 100 imágenes en bruto, que luego son seleccionadas.

Un partido cualquiera de un equipo grande genera entre 300 y 500 fotos por fotógrafo y suelen ir al menos dos. Cuando los grandes juegan un clásico o un partido de copa, al igual que los partidos de la selección, la cantidad de fotógrafos se duplica. Cuatro fotógrafos suelen ser designados y se toman cerca de 5.000 fotos.

Para Pereyra la llegada de las cámaras digitales ha facilitado el trabajo de los fotógrafos ya que son más fáciles para visualizar. Devia, en cambio, prefiere los viejos tiempos ya que considera que estas facilidades han empeorado la calidad de la fotografía. "El oficio ha perdido valor", afirmó.

Otra cuestión que ha cambiado con el paso de los años es la relación entre fotógrafos y jugadores. Antes las concentraciones y la relación con los planteles era más cercana, más de compinches. En los archivos fotográficos de los distintos diarios pueden verse fotos casi familiares de los jugadores. Además el ingreso a los cuartos de la concentración, vestuarios e incluso duchas para tomar fotos era algo normal. Hoy en día son contados los fotógrafos que logran tales detalles.

"Una vez disfracé a tres jugadores de Danubio de reyes magos. No les gustaba mucho la idea pero la hicimos", cuenta Pereyra. Las fotos temáticas o con disfraces para representar ciertos conceptos eran moneda corriente. Hoy en día la profesionalización de los planteles ha marcado cierta distancia entre la prensa y los protagonistas.

Igualmente tanto involucramiento entre reporteros gráficos y jugadores no siempre es bueno. Devia cuenta que durante un clásico debió colocarse en el túnel y esperar si "se armaba lío", según le mandó su editor.

No se armó lío pero en el primer tiempo Tito Goncálvez fue expulsado y se retiró llorando al vestuario. Devia, único en el túnel, le tomó una foto . Al gran capitán de Peñarol no le gustó nada y lo corrió para pegarle. Sus compañeros lo detuvieron y calmaron, y después lo invitaron al vestuario donde Goncálvez le pidió disculpas. A partir de ahí forjaron una gran relación.

OPERATIVO.

Cada partido requiere cierta preparación previa de coordinación. Cuando más de un fotógrafo van a un mismo encuentro coordinan para no ubicarse del mismo lado. Además tienen que tener noción de la actualidad para tomar posibles fotos que sean noticias en sí. La relación entre dos miembros de un plantel o sus reacciones son aspectos a tener en cuenta.

En Uruguay generalmente, por cuestiones de demanda, se suele prestar más atención a los equipos grandes durante los partidos. La ubicación en la cancha para conseguir la mejor foto es vital. "Lo mejor es ir al lugar donde se junten dos tribunas en las que estén hinchas del equipo grande. Los jugadores suelen festejar para los hinchas. Si el banco está cerca también es un buen lugar", revela Bonjour. Un jugador que corra hacia el lado equivocado es una tapa perdida.

Uno de los grandes enemigos para los fotógrafos es la lluvia. Si solamente cae agua no es gran contratiempo pero cuando se combina con el viento y los paraguas no resisten se corre el riesgo de estropear los aparatos, más allá de que existan forros para preservarlos.

DETALLES

"Lo principal para lograr una buena foto es la atención. Si estas charlando te perdés ese instante y no se repite", cuenta Devia. Pereyra lo aprendió en la práctica en uno de sus primeros partidos trabajando para El País. Nacional venció a Peñarol 3-0 en un clásico de verano de 2008 y Fornaroli anotó el tercer gol tras una asistencia y un sombrerito al arquero. "Fue muy rápida, no estaba atento y se me pasó", recuerda.

Otro que sufrió las consecuencias de la falta de atención fue Marcelo Bonjour. El fotógrafo se encontraba en el Parque Central al costado de un arco esperando por un córner. La pelota cayó en el área, un zaguero restó hacia atrás del arco y la pelota pegó directo en su cámara. Con el ojo en el visor no tuvo reacción y se llevó el pelotazo.

Acomodó el equipo y siguió trabajando, cuando sintió a una señora que lo llamaba desde el otro lado del tejido. "Nene, tomá un pañuelo. ¿Estás bien?", preguntaba. "Si, ¿El pañuelo para que?", respondió el fotógrafo que desconfiado se tocó la frente. La cámara lo había cortado y debió ser atendido por la ambulancia.

La foto es el primer gran golpe al que se enfrenta un lector cuando toma un diario y es elemental para cautivarlo. Los fotógrafos, en breves segundos, se enfrentan al desafío... y no se repite.

HISTORIAS POR DETRÁS DE LAS CÁMARAS

Míguez, un burrero

En los años ‘50 los fotógrafos solían ir al Hipódromo de Maroñas a retratar las carreras clásicas y eventualmente, tras el final, se iban juntos al Estadio Centenario. Devia recordó una anécdota particular que ocurría cuando jugaba Peñarol. Cuando Óscar Míguez veía entrar al contingente de fotógrafos por un lado de la cancha, comenzaba a distribuir el juego hacia ese sector. El objetivo era recibir el balón cerca, que la jugada se detuviera y consultar a los recién llegados sobre los resultados en el hipódromo.

Lo salvó la familia

El partido entre Uruguay e Inglaterra durante el Mundial de Brasil 2014 era especial para Luis Suárez. El Pistolero debutaba tras recuperarse de una operación de meniscos y las sanciones recibidas jugando en la Premier le daban picante. Nicolás Pereyra estaba situado contra un córner a la izquierda del arco de Hart. El 9 uruguayo marcó el segundo gol y corrió hacia la derecha. El fotógrafo pensó que había tenido mala suerte y se perdería el festejo pero el delantero cambió de rumbo y lo celebró delante suyo. ¿El motivo? La familia del jugador estaba a espaldas del fotógrafo, una casualidad afortunada.

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